tag:blogger.com,1999:blog-31588328385262175632024-03-08T20:12:48.842+01:00Entre milongasCuriosidades y anécdotas de momentos vividos en la milonga a través de los ojos y experiencias de una milonguera.Unknownnoreply@blogger.comBlogger328125tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-64502885042780338642017-08-29T20:00:00.000+02:002017-08-29T20:00:11.200+02:00En un lugar de la Mancha de cuyo nombre sí quiero acordarme
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Repetía. Volvía una
primavera más a Lezuza, a ese hermoso lugar, a esa fábrica de la luz, que
haciendo justicia debería llamarse la fábrica de la luz y el amor: ese sitio
mágico que carga las pilas como pocos lo hacen, e invita a relajarse con ese
sonido del agua al pasearse por el cauce del riachuelo. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mi objetivo principal
no era bailar, sino estar allí, compartir, reír, relajarme, disfrutar de la
compañía de amigos. Aun así bailé y disfruté de la música de Alejandro
Gonzales, Eric Heleno y Leo Mercado, y disfruté mucho compartiendo abrazos.
Aproveché a dormir más, a asistir a más actividades diurnas, como por ejemplo,
una de mis favoritas - el siestango-, que no revelaré en qué consiste porque
estropearía la sorpresa para los nuevos milongueros que vayan otros años. Pero
aquí va una confesión: no es lo que esperas, es genial, una increíble
experiencia.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Durante todo el fin de
semana hubo una masajista -Anabel-, con una energía muy especial, que a través
de masaje y las vibraciones de un cuenco tibetano, conseguía hacer maravillas
en los cuerpos y almas de los milongueros que nos poníamos en sus manos. Y
obviamente el mío fue uno de ellos. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La sorpresa nocturna de
este año no fue la magia de un bandoneón, sino la de una guitarra, una
preciosa voz brasileña, un chelo, y algún instrumento más, que en directo,
me hicieron soltar alguna que otra lagrimilla. Pero sé que hubo muchas
lagrimillas que regaron la tierra de aquella estructura de barro
y madera, con su fuego, bajo las estrellas de una despejada
noche. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Fue bonita la despedida
también, en el pueblo, desayunando todos juntos antes de emprender el viaje de
vuelta a casa. Y fueron también especiales los momentos vividos, confesiones, y
promesas que se vivieron esa mañana.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo que más me gusto del
fin de semana fue el ambiente creado por los anfitriones y por la buena onda de
todos los que participaron en el evento. Disfrutamos
también de comidas al aire libre, siestas, chapuzones en la piscina
natural de la propiedad, de una comida exquisita y vegetariana... incluso
de los mosquitos, que hicieron que más de un milonguero se ofreciera
voluntario a extender el aceite de lavanda por el cuerpo de una..... </span>¡qué
gusto!¡qué manos!<o:p></o:p><br />
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-11616095326693932472017-08-22T20:00:00.001+02:002017-08-22T20:00:05.078+02:00Lo que tiene que hacer una milonguera para bailar
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En una milonga llena de
mujeres, una suele pasar cierto tiempo sentada, charlando o simplemente
observando. A veces, una oye conversaciones alrededor sin querer. Una de
esas veces escuché a dos chicas hablando sobre una chica sentada sola y un
milonguero que según ellas, le miraba porque quería bailar con ella. Se
aburrían, no cabe duda. Yo también, así que saqué el traje de cotilla, y
escuché cómo retransmitían el "partido" que ellas veían en su
imaginación, y he de reconocer que aquello me inspiró para escribir esta
entrada.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las dos estaban de
acuerdo en que ella, con su actitud, ni estaba interesada en él, ni estaba
interesada en que nadie la invitara a bailar. Llegaron a esta conclusión porque
ella no sonreía, no paraba de mirar al suelo, al refresco que
tenía sobre la mesa, o a todos los lados, pero sin fijar la mirada
demasiado tiempo en ningún milonguero o lugar, y además, jugaba con el borde
del mantel de la mesa. Según ellas, si algún milonguero intentaba cabecearla,
se iba a encontrar en una misión imposible. Estaban de humor, y tan aburridas
que incluso apostaron una cerveza a que no la verían bailar en toda la noche.
Casi me dieron ganas de participar en la apuesta: hubiese apostado al NO.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para bailar hay que
tener actitud:<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Es importante sentirte
cómoda contigo misma, con tu ropa, tus zapatos, el ambiente, la gente, y si no
es así, haz lo que sea para conseguirlo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La suerte se busca, no
se espera: una opción recomendable es levantarte de vez en cuando de tu
silla/mesa y moverte a otros lugares.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Socializar también
ayuda: se puede charlar con la gente que tienes cerca, una vez que la
tanda está empezada y no tienes pareja para bailar, o ir a la barra a tomar
algo, ya que un lugar donde la gente es más propensa a relacionarse.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ubicarte bien
multiplica tus opciones: colocarte detrás de una columna no ayuda, quizás
si te pones de pie en lugares estratégicos, aunque no tiene porqué ser cerca de
la pista, pero sí en un lugar en el que puedas observar, mirar y sonreír a los
milongueros con los que te gustaría bailar. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Elige: no olvides
que tú eliges también con quién quieres bailar. Una vez marcados tus
objetivos (milongueros con los que te apetece bailar), mírales unos
segundos mientras les sonríes, así sabrán que estás abierta a aceptar una
invitación. Luego, lo más probable es que alguno de ellos te cabecee si
también quiere bailar contigo, y si no, ¡recuerda que el mar está lleno de
peces!<o:p></o:p></span><br />
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-84465497461519879832017-08-15T20:00:00.000+02:002017-08-15T20:00:14.609+02:00Una curiosa reflexión<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Era una tarde de otoño
y había quedado con una amiga milonguera a tomar un café para ponernos al día.
Ella hacía tiempo que no aparecía por la milonga. Pocos años antes había
decidido formar familia y sus prioridades habían sido otras. Durante ese
café me confesó lo duro que había sido ser madre, no solo por la
maternidad en sí misma y la responsabilidad que ello conlleva, sino por no
tener ni un minuto para ella, tener poco para su pareja, y menos aún
para aquello que adora y le da tanta vida: bailar.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En ese momento sonreía,
pero muchas veces son las que ella había llorado por ello. Al vivir ella en una
ciudad en la que apenas hay milongas, se conformaba con bailar salsa, otra de
sus aficiones. Me extrañó y le pregunté si con ello ella estaba feliz, y lo me
dijo a continuación me sorprendió muchísimo: "no es lo mismo... bailar
salsa es divertido, como el sexo; bailar tango es sentimiento, es como hacer el
amor".<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">No me cabía duda de que
echaba de menos bailar tango, pero fueron sus palabras lo que me dejaron pensando. Bonita
reflexión. Jamás lo había pensado así. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para empezar, casi toda
mi vida, en mi mente había relacionado el amor y el sexo, o más bien eran una
sola cosa, quizás por la educación recibida. Pero afortunadamente la vida te
enseña más que la familia y las instituciones educativas. Sin aprender
a separar los dos términos, no se entienden sus palabras.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Además, me resultó
curiosa la comparación, puesto que efectivamente bailar cualquier baile
es un subidón de energía, pero el tango es mucho más que eso: el abrazo lo convierte en un bálsamo
para el alma.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-26778758609202895422017-08-08T20:00:00.000+02:002017-08-08T20:00:08.141+02:00Lo que todas tienen en común <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hablo de las milongas
por España. Casi todas las que conozco tienen varias cosas en común:<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Una pista de
baile generosa rodeada de sillas. Podríamos tener una pista más
reducida de tamaño con mesas alrededor para que el lugar sea más amigable
y la gente pueda, además de bailar, socializar. Supongo que
entonces, todos esos milongueros que necesitan algún que otro
kilómetro cuadrado de pista para poder hacer sus figuritas, no tendrían espacio
suficiente. Lo cierto es que con el tamaño de las pistas actuales, siempre
termina habiendo algún que otro pequeño accidente, con lo cual, quizás tenemos
exactamente lo que necesitamos. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un suelo de material
duro, generalmente de baldosa, bastante incómodo para el baile. Hay
pocas pistas de madera idóneas para milonguear donde las articulaciones no
sufren. Sin embargo, he de señalar que cada vez hay más suelos de
madera, sobre todo en las milongas habituales. Lo cierto es
que tampoco hay muchas milongas, así que nos podemos permitir tener
suelos como esos porque nuestras articulaciones no sufren mucho
tiempo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Escasea
la variedad de milongueros varones, nuevos milongueros o guiris
visitantes. Se extraña poder bailar de vez en cuando con diferente gente,
descubrir nuevos abrazos. Aquí todos nos conocemos, de hecho, cuando vamos a
una milonga nueva, lo único nuevo, es precisamente la milonga. Pero no nos
aburrimos porque siempre hay sorpresas: un milonguero que cansado de
bailar con las mismas chicas prueba su faceta de Dj, o
un milonguero que después de milonguear tres o cuatro años, una o dos
veces al mes, decide que ya es un maestro del tango. Y siempre están también
los cotilleos amorosos. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo genial de nuestras
milongas -de todas ellas-, es que hay un ambiente de
familiaridad entre los milongueros. No somos tantos, muchos son los que nos
conocemos, y es por eso también que siempre tenemos la certeza de encontrar una
sonrisa en una cara amiga.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La misma música. Parece
que hay gente que nunca, absolutamente nunca se cansa de los mismos temas. Si
hay un osado Dj que pone algo diferente, la gente no baila, y lo que es más,
aplauden cuando toca tanda de temas hiper-conocidos. ¡Y dicen que hay </span><a href="http://www.todotango.com/historias/cronica/310/Un-millon-de-tangos/"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="color: blue;">un millón de tangos</span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">! Pero bueno, es cuestión de que
todos aprendamos más a escuchar música... todo llegará, nuestra comunidad es
aún muy joven.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<br />
<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-1853031036910176502017-08-01T20:00:00.000+02:002017-08-01T20:00:26.725+02:00Bigfoot<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">A veces pasas un fin de
semana tan estupendo bailando, disfrutando de los abrazos, de la música y del
ambiente, que llega un momento que aunque quieres, no puedes seguir bailando.
Tus pies duelen y cada pisada es como el sentir de un clavo. Sabes que has
llegado a tu límite y entonces empiezas a pensar en cortarte los pies e
implantarte unos nuevos... pero obviamente no es posible, así que te
descalzas, los masajeas y esperas el milagro de que en un rato duelan un poco
menos y así poder robarle a la noche dos o tres tandas más. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Estaba en uno de esos
momentos cuando sonó no tanda de Canaro, bonita, romántica, y allí estaba el, un
gigante de hombre, como un <em>Bigfoot, </em>tan descalzo como yo, moviendo
todo su cuerpo al son de la música. Él, evidentemente, también estaba meditando
si cortarse los pies era buena idea o no. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Entonces me miró y
ladeando la cabeza, sonriendo y levantando las cejas a la vez, me dijo: ¿qué? ¿Te
atreves...?". Miró sus pies, miró los míos y yo le dije... "noooo,
¿estás loco?". Y me respondió: "¿y si bailamos aquí, fuera de la
pista..., creamos una milonga para los dos?". ¡Ayyy....! ¿Cómo puede una
resistirse a eso? Me levanté y fui en busca de sus brazos. Fue una experiencia
divertida en un estupendo abrazo, y además, sorprendentemente relajante
para los pies. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El suelo estaba algo
frío y mis pies quedaron algo destemplados, pero afortunadamente eso también
ayudó a desinflamarlos un poco. Según terminaba la tanda, le dije riendo que me
lo había pasado genial bailando con él pero que tenía que calzarme porque se me
habían quedado los pies fríos. Me dijo que los suyos estaban calientes aún y
que ojalá hubiera una piscina con cubitos de hielo. Así que en un arranque de
esos míos, fui y me subí a sus pies, para enfriárselos. No me esperaba su
reacción, una especie de medio-grito de sorpresa y gemido de placer, que hizo
que varias cabezas miraran hacia nosotros, yo me pusiera de todos los colores
del arco iris, y que luego nos echáramos a reír. Sus pies, quedaron más fríos,
masajeados, y listos para disfrutar de otra tanda conmigo… una vez calzados de
nuevo. <o:p></o:p></span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-76625790277385962132017-07-25T20:00:00.001+02:002017-07-25T20:00:31.417+02:00Como un lapa<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Era un evento de fin de
semana, y tan pronto le vi en la pista quise fundirme en su abrazo.
Le perseguí con la mirada durante toda la noche del viernes, pero él
no miraba, o miraba y desviaba la mirada. Esa noche no tenía que ser... quizás
ninguna, es cosa de dos.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al día siguiente hubo
una milonga de tarde a pleno sol, en un suelo que parecía el de una casa del
terror: tableros de madera mal alineados, inclinados, con agujeros, y que
invitaban a romperse los piños contra el suelo. Así que yo, muy dada a todo
tipo de accidentes, después de bañarme en crema de sol de protección 50, me
quite los tacones, me calcé unas zapatillas de baile y un vestidito muy veraniego
con un escote de vértigo. Mi objetivo: bailar con él.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Allí lo vi de nuevo,
sentado en un banco de madera tan firme y estable como la misma pista de baile.
Fui a buscar hueco en el extremo del banco, a su lado, un instante después
de que una chica se levantara del otro extremo. Y como las leyes de la
física mandan, el banco primero subió y luego bajó de golpe cuando mi trasero
encontró apoyo. El meneo que el pobre chico dio lo hizo chocarse ligeramente
contra mí, ocasión que aproveché para entablar una mini-conversación. Justo
entonces comenzaba una tanda de milongas y uno de sus pies empezó a golpear
rítmicamente el suelo. Le mire, me miró y me preguntó: ¿eres chica de milonga?
Y como una bellaca, mentí sin pestañear: "claro!"<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo cierto que es bailo
muy poco milonga, pero el no. La tanda, entre risas y risas, salió bien,
conectamos, y al final me dijo: "pues sí, eres una chica de milonga".
Y yo le dije "y también de tangos, así que si te apetece, quizás a la
noche podríamos bailar una tanda". Sonrió, nos despedimos.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Llegó la noche del
sábado y también la milonga de despedida del domingo. Me iba a ir a mi casa sin
probar de nuevo su abrazo. Sonaba la última tanda cuando decidí que solo le iba
a mirar a él y brindarle la mejor de mis sonrisas... ¡y funcionó! Me miró,
cabeceó y nos fundimos en un maravilloso abrazo al borde de la pista. Lo que
siguió después fue pura conexión, tanta y tan intensa, que pegados como una
lapa a la roca, no nos separamos ni un milímetro entre tema y tema, fue tan
intenso, que dos minutos después de terminar la tanda seguíamos abrazados,
sin articular palabra alguna, sin querer que el momento terminara.</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-66004575081812649322017-07-18T20:00:00.001+02:002017-07-18T20:00:15.786+02:00Todos los caminos conducen a Roma<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Una milonga preciosa,
ideal: amplia, con mesas ubicadas adecuadamente alrededor de la pista, con
espacio suficiente para pasar cómodamente entre y por detrás de ellas; suelo de
madera, cuidado con mimo; sonido limpio, elección musical que
mantenía buen nivel de energía y la pista llena; luz tenue, ambiente
relajado; fluidez de pista, sin peligros. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Yo estaba sentada en un
bonito sillón rojo, con esa mala costumbre que tengo de cruzar las piernas, y
disfrutando del ambiente y de una copa de vino blanco francés. Me sentía
relajada, feliz, en las nubes. Hacía un tiempo que sentía su mirada constante
sobre mí, esperando a que me girara y él pudiera invitarme
mediante cabeceo. Le había visto bailar y sé que disfrutaría con él, pero la
tanda no me gustaba. Esperé. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La tanda siguiente era
una preciosa de Caló, me apetecía bailarla. Me giré, le mire, y allí
estaba él esperando que nuestros ojos se encontraran. No dudó y
me cabeceó. Sonreí, asentí y nos dirigimos a la pista. Una vez allí,
parecía que no le gustaba el lugar del borde de la pista por donde
debíamos incorporarnos, así que para mi sorpresa, salió corriendo
(literalmente), cruzando la pista por medio, al otro extremo. Me quedé perdida,
estupefacta, y pensando que aquel hombre había perdido la cabeza. Ni siquiera
miró atrás para ver si yo le seguía. Dicen que todos los caminos conducen a Roma pero, ¿es realmente necesario recorrer todo el globo terrestre para llegar a ella? </span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Una vez que pude reaccionar al verle
sonreír desde el otro extreme, me entró la risa por la situación absurda y
seguí el juego y su locura aprovechando que la pista estaba calentando motores
y que la gente aún estaba conectando en el abrazo: crucé a paso ligero sin
parar de reír y me fundí en su abrazo. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mereció la pena el
deporte de riesgo de cruzar la pista y la cara de más de un milonguero cuando
lo hice... me regaló una tanda fantástica, a la que siguieron unas cuantas más
a lo largo de la noche. Fue uno de esos cuatro abrazos mágicos que descubrí
aquella noche. <o:p></o:p></span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-29949362865636362042017-07-11T20:00:00.002+02:002017-07-11T20:00:19.298+02:00Andar en bici nunca se olvida<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Eso me dijo de
pequeña una vez mi abuelo, cuando después de aprender a montar en
bici un verano, estuve el invierno sin subirme a ella, y de nuevo en
primavera quise volver a intentarlo. Miré la bici recelosa, como si fuera
una tarea de la que quizás no fuera capaz de hacer.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En la vida hay muchas
"bicicletas", con lo cual, esto ocurre de vez en cuando: a veces
creemos que hemos olvidado, pero en realidad hay una parte inconsciente que
siempre recuerda. Suele ser el miedo el mayor enemigo, ése que nace de la falta
de confianza en la capacidad que tiene una misma de hacer las cosas,
de la pérdida de control ante la incertidumbre y lo inevitable, de la
certeza de sentir vulnerabilidad física y de sufrir un daño. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El
tango también ha sido una "bicicleta" para mí en
varias ocasiones, la última, hace muy poco tiempo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Esta primavera, tras
meses sin bailar por motivos de fuerza mayor, acudí a un evento de tango en el
que bailaba con gente a la que no conocía. No había miedo por falta de
confianza en mí misma, tampoco miedo por la pérdida de control ante la
incertidumbre y lo inevitable, sino más bien a la vulnerabilidad física
y a sufrir daño. Tan solo bailé con milongueros que conocía, en
los que confiaba y rechacé cuatro o cinco invitaciones, todas
ellas directas, de milongueros a los que no había visto bailar... y menos
mal, porque luego los vi, y supe que había hecho bien en rechazarlas: me
hubieran dañado sin duda. Pero eso sí, estaba feliz, por fin había
conseguido subirme de nuevo a una bicicleta.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Durante algún momento
de la noche fui al baño -ese lugar donde las mujeres cotorreamos-, y no pude
evitar oír la conversación de dos mujeres a las que no veía. Una de ellas
parecía ofendida porque alguien había rechazado a su marido en una invitación a
bailar. Se quejaba de que el tango era un baile social, de que la mujer que
había rechazado a su marido era una maleducada, bla,bla, bla... todo perlitas
las que soltó la mujer que hablaba. Tras un minuto o dos de
conversación, me di cuenta de que la "maleducada" de la que hablaba
era yo. Poco después, las oí cerrar la puerta y salir.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Quisiera que alguna
mujer que piensa como ella me responda a la siguiente pregunta: ¿no es mejor
gastar la energía en tener buena onda, sonreír y abrazar, que en juzgar a
los demás sin más, sin conocer?<o:p></o:p></span>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-14784535965359079612017-07-04T20:00:00.000+02:002017-07-04T20:00:18.396+02:00Respondiendo a un porqué<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Una mujer es invitada
por un hombre y ella rechaza la invitación. Es una escena que no es agradable
para ninguna de las partes implicadas, pero sucede de vez en cuando. Hay
hombres que se ofenden, directamente asumen que la mujer no quiere bailar con
ellos, y listo. Muchas veces es cierto, otras no. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La verdad es que nadie
se para a pensar el porqué, simplemente se sentencia el acto, mediante un
juicio personal. A veces, el orgullo del hombre queda herido, y la
consecuencia de esto es que luego ese hombre ya no habla a la mujer de
nuevo, se comporta con incomodidad, evita su mirada, o incluso hay algún
osado que incluso la crítica. Pocos lo toman con naturalidad, sin darle más
importancia de la que merece.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Os ha pasado alguna
vez? Pues bien, yo soy una de esas mujeres que ha rechazado, nunca por gusto,
sino porque me ha salido del corazón. Me he visto en esa situación varias
veces. La primera vez me dolió la actitud del hombre, después ya no, aunque
sigue resultando algo molesto que reaccione de esa manera en lugar de con
naturalidad. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hay algún hombre
rechazado (amigo o conocido), sin embargo, con el que he podido hablar
tomando una copa y explicarle el porqué de mi rechazo. Después
de comprenderlo la energía ha vuelto a fluir positivamente. Pero esto es
algo que no se puede hacer con cada milonguero. Además, nadie tiene el
deber de contar su vida ni dar explicaciones: comprender eso es respetar. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">A este conocido le
expliqué que en mi caso particular, por motivos de salud, soy muy sensible a
cualquier movimiento brusco o a abrazos rígidos, que por leves que
sean, me hacen daño. Fui muy sincera con él y le expliqué, que como él, hay hombres que
aún no saben o no pueden disociar bien por los motivos que sean (salud, falta de práctica, o técnica), pero que les
gusta el abrazo cerrado (y rechazan el abrazo abierto, que es en el que la mujer
podría estar más cómoda). El que un hombre no disocie bien, hace que de alguna manera y sin querer, someta a la
mujer a movimientos antinaturales, que pueden dañar seriamente su columna, o
también las articulaciones, principalmente rodillas. En el mejor de los casos es simplemente molesto, no es agradable... y para disfrutar ambos de una bonita tanda, los dos deben de estar cómodos.</span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-87743722908920456402017-06-27T20:00:00.001+02:002017-06-27T20:00:04.016+02:00Algo se muere en el alma cuando un amigo se va<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el último
año la vida nos ha dejado de prestar los abrazos de varios amigos de
la comunidad milonguera española, y digo prestar, porque considero que fueron un
regalo. Es en recuerdo a ellos que escribo estas palabras.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hay una famosa
canción que dice que algo se muere en el alma cuando un amigo se
va... y yo solía estar de acuerdo, pero ya no. Lo cierto es que
personalmente ya no siento que algo se me muere en el alma cuando alguien
a quien quiero se va: tan solo se me encoje, por la pena de los momentos que ya
no compartiremos, por la tristeza de no disfrutar más de su sonrisa y sus
abrazos. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pero llega un momento
en el que el alma vuelve a expandirse, cuando la pena se evapora con el
tiempo y se convierte en bonito recuerdo, de los momentos vividos, la
buena energía compartida en vida. Luego, además, el alma crece, al dar las
gracias a la vida por haber podido disfrutar de esa
persona, aunque haya sido por poco tiempo. Así siento que tengo trocitos
de bastantes personas en mi alma, y siento por ello que cada día esta
se hace más grande. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para sentirme así, he
tenido que aprender a canalizar en lugar de contener; a sonreír en lugar
de llorar en el recuerdo... he tenido que aprender a dejar ir.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Recientemente me ha llegado
una invitación especial, ya que se trata de una milonga en homenaje al último
de ellos que nos dejó con su recuerdo: Javier Viribay. Me parece una bonita
forma de recordar a alguien, de dar el primer paso para convertir las lágrimas
en una bonita sonrisa.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para quien quiera y
pueda ir, la milonga tendrá lugar el día 15 de julio a las 20:00hrs en el Museo
Artium de Vitoria-Gasteiz.</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-46923434111772294852017-01-27T15:30:00.000+01:002017-01-27T15:30:15.468+01:00Y ahora en Twitter!Con ganas de seguir a milongueros de todo el mundo, orquestas, djs, grupos de danza, escuelas de tango, festivales y demás por twitter.. ¡hoy ha nacido @entremilongas en Twitter!<br />
<br />
¿Qué tal si nos seguimos? ;-)Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-38406039086828215962016-11-15T20:00:00.000+01:002017-01-20T12:12:54.329+01:00Gato por liebre<span class="null"><span class="hw"><strong><em>Equilibrio</em></strong></span> <em>s. m. </em>dícese de la "proporción y armonía entre los elementos dispares que integran un conjunto". Qué palabra tan espinosa, sobre todo cuando lo esperas y no es lo que hay.</span><br />
<span class="null"><br /></span>
<span class="null">Gato por liebre es lo que siento que me dan, cuando me prometen equilibrio entre hombres y mujeres en un evento de tango, y resulta que hay tropecientas mil mujeres más que hombres. Lo triste es que algunos organizadores utilizan ese gancho para que muchas mujeres se inscriban a ciertos eventos y así garantizar que se cubren costes. Para mí eso es un engaño, poco ético, algo así como una estafa. Y me he sentido así, estafada, más de una vez. Por eso mismo tengo mi lista particular de "milongas y eventos en los que me han dado gato por liebre y a los que no pienso volver".</span><br />
<span class="null"></span><br />
<span class="null">Es cierto que el equilibrio no garantiza que una mujer vaya a bailar más o menos en la milonga o no lo haga en absoluto, pero ayuda, y mucho. Mi experiencia así me lo dice. Y no creo que solo la mía, ya que de hecho, por algo existen los eventos en los que prometen por su madre, su abuela y toda la familia, que habrá equilibrio entre hombres y mujeres. </span><br />
<br />
Hay quien no está acuerdo con la existencia de estos eventos en los que hay equilibrio entre hombres y mujeres, por la sencilla razón de que creen que no es justo dejar a gente fuera de la milonga (mujeres principalmente, porque somos más en número) una vez que se ha cumplido el cupo. Sin embargo sí que ven bien que una milonga tenga un aforo determinado y haya milongueros y milongueras que se queden fuera. Es el mismo principio. <br />
<br />
Y aquí el matiz puntilloso: ¿es discriminatorio hacia la mujer, especialmente la mujer que va sola y no tiene con quien apuntarse? Parece que en principio así es, pero la realidad es la siguiente: en muchos de los eventos en los que está la norma de paridad entre hombres y mujeres, <span class="null">las mujeres que se apuntan solas entran tan pronto
como se apunta un hombre solo, por lo tanto, solo tienen que hacer como
el resto: apuntarse lo antes posible. Ocurre exactamente lo mismo con los hombres. Como mujer, a veces </span><span class="null">te quedas fuera o en lista
de espera, otras veces tienes suerte, pero es así y esto les pasa tanto a hombres,
como mujeres, como a parejas. </span><br />
<span class="null"></span><br />
<span class="null">Pero la cuestión de todo esto no es esa, sino que si se vende un evento con unos términos, lo lógico es
que la organización sea profesional y cumpla, sin engaños, aunque esto
haga que no se complete el aforo, y por tanto no se obtenga el benefio
esperado. Quien no está de acuerdo con los términos establecidos siempre
tiene la opción de no apuntarse: nadie obliga a nadie.</span>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-16456306927680774202016-11-04T19:00:00.000+01:002017-01-14T21:52:25.251+01:00Gracias a tres mujeresOs quiero hablar de un sertir, de una ruptura de la autocrítica sin sentido que muchas mujeres tenemos hacia nosotras mismas. Solemos ser con nosotras mismas el juez más cruel que existe, mucho más de lo que jamás lo seríamos con los demás. Yo fui consciente de ello hace bastantes años, cuando alguien me sugirió que, estando a solas, me mirara al espejo y dijera en voz alta lo que veía: se trababa de un ejercicio para aumentar la autoestima. En mi caso fue más que eso, ya que recuerdo que cuando lo hice, mis palabras habían sido secuestradas por mis emociones y solo fui capaz de echarme a llorar.<br />
<br />
Durante la adolescencia nacen montones de complejos que solo con el tiempo, cuando vamos madurando dejan de tener importancia. Es entonces cuando las mujeres aprendemos a aceptar que no somos perfectas y que ni falta que hace, ya que lo hermoso de una mujer no se ve, está dentro, se siente. Es ese momento en el que lo realmente importante empieza a tener el lugar que le corresponde en la escala de valores, cuando aprendemos a aceptar, a dejar ir, a poner límites y todo aquello que nos hace personas felices.<br />
<br />
Fue en esa etapa, la adolescencia, cuando uno de esos complejos me hizo llorar frente al espejo en más de una ocasión: mis piernas. Me acuerdo que las veía deformes, con excesiva forma en los gemelos, y me veía horrible. Me encantaban las botas altas pero no me favorecían, y además, la mayoría de ellas ni siquiera me entraban. Tampoco me gustaba calzar zapatos porque hacían que mis finos tobillos desentonaran mucho con mis piernas nada finas, no porque hiciera mucho deporte aunque lo practicara, sino más bien por genética.<br />
<br />
Los años pasaron e interiormente fui creciendo como toda mujer, derribando complejos, sintiéndome a gusto conmigo misma, imperfecta y perfecta a la vez, como todas y todos, feliz. Fue entre milongas que el tema de mis piernas salió a relucir de nuevo por primera vez, cuando una milonguera me comentó que le encantaban mis piernas. Lo tome como un comentario agradable de una amiga que quiere ser amable, o que quizás exprese en forma de halago un complejo que ella misma tenía. Le di las gracias con cariño y la historia quedó ahí, sin más, olvidada en el tiempo.<br />
<br />
Unos años después, estaba en un festival de tango y conocí a una mujer española que vive en el sur de Francia. Ella, tras bailar yo un par de tandas y encontrarnos en la barra del bar de la milonga, me relató una conversación que había tenido con un hombre. Ellos dos en su cháchara habían decidido que yo tenía las piernas más bonitas de esa milonga. Ella, como mujer, me explicó que sentía el deber de decírmelo, porque según ella, las cosas buenas hay que compartirlas. Sinceramente, me quedé perpleja y ni me acuerdo qué respondí... supongo que le di las gracias.<br />
<br />
Y luego hubo episodio más relacionado con mis piernas hace apenas unas semanas. Fui a un workshop de una clase de baile que no era tango, y una señora, que acudió a la clase y que no conocía, me hizo un brusco comentario bromeando, aludiendo a lo que ella haría si fuera un hombre y viera mis piernas. Creo que me quedé tan sorprendida por lo que dijo como por cómo lo hizo, y creo que ni reaccioné. Ella entonces quiso aclarar la situación y tras informar de que no era lesbiana, mientras me daba unas palmaditas en la espalda, me dijo que en su opinión yo tenía unas piernas muy bonitas. <br />
<br />
¡Qué cosas tiene la vida! Lo que un día fue un complejo que me afectaba tanto, para otras personas es algo bonito, así que definitivamente es cierto que solemos ser los jueces más crueles cuando se trata de nuestra propia persona. Recordar las palabras de estas tres mujeres ahora me hace sonreír, me miro en el espejo, y por primera vez veo unas piernas bonitas. Así que, me lean o no, me gustaría dar las gracias a ellas tres en especial... pero también al resto de mujeres que son como ellas.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-61577041977546247172016-10-28T18:30:00.000+02:002016-10-28T18:30:00.681+02:00Cuando nos precipitamosAunque no me acuerdo cuando ni dónde fue, sí me acuerdo del momento de confusión que viví aquella noche.<br />
<br />
Había llegado tarde a aquella milonga, pero me senté en una mesita que acababan de desocupar. Contenta por mi suerte fui a por una bebida, que pensaba tomar tranquilamente mientras observaba cómo andaba la pista. Pero no llegué a acabarla porque ansiosa como estaba por bailar, ya que hacía tiempo que no milongueaba, acepté la primera invitación que me hicieron. Fue una invitación directa, y como la mayoría de las veces que he aceptado una invitación directa de una persona que no conozco y sin haberla visto bailar antes, aquella, también terminó un desastre que no merece la pena relatar.<br />
<br />
Pero aceptar aquella invitación también tuvo su parte buena porque recordé que la ansiedad no suele ser buena compañía. Así que después de terminar la tanda, me senté de nuevo y decidí terminar tranquilamente mi copa. Entonces entraron dos chicas, y al ver que en mi mesa había sillas libres, pidieron permiso y se sentaron conmigo. Al parecer, eran chicas a las que muchos conocían en la milonga.<br />
<br />
No tardó en llegar un cabeceo para una de ellas, o lo que creí que era un cabeceo (yo, y las dos chicas que estaban sentadas conmigo). Un chico, como a unos tres metros de distancia, hizo un gesto con la cabeza, mirando a una de ellas y entendí que era una invitación. Se miraron entre ellas brevemente, pero una se levantó para dirigirse a él sonriendo, supongo que con la misma enfermedad de ansiedad por bailar que yo había mostrado un rato antes. Pero entonces él reaccionó de forma extraña, ya que se dio media vuelta y se fue. Si yo me quedé confusa, las chicas todavía más. <br />
<br />
Hoy en día, cada vez que recuerdo aquello, intento controlar esa ansiedad que nos invade a las milongueras cuando vamos a un lugar nuevo a bailar y hace tiempo que no nos ponemos los tacones. Suelo intentar asegurarme de que el cabeceo es para mí, quedándome sentada, mirándole y sonriéndole, pero esperando a que él se acerque y confirme el cabeceo. Pero cierto es que alguna vez lo he olvidado y he sido yo la que ha tenido que disimular dirigiéndome al baño o a la barra, porque el cabeceo no era para mí... ;-)<br />
<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-35053171771103157722016-10-21T21:00:00.000+02:002016-10-21T21:00:25.347+02:00Condicionado estados de humorNo soy Dj, ni musicalizo milongas, ni nada parecido, pero escucho música cuando puedo. Me encanta. En la milonga también lo hago y me condiciona mucho a la hora de bailar. Si la música me gusta más o menos y está bien organizada, me fundo en el ambiente, pero si no es así, me convierto en un ser que no termina de estar presente. No bailo igual, me canso, me pongo nerviosa. Es el poder de la música, de alterar o domar a una fiera. En marketing, esto es bien sabido, y la música es un instrumento muy poderoso que hace que la gente compre tranquilamente en una tienda o transite por los pasillos a más velocidad de la habitual, dependiendo de si al establecimiento le conviene una cosa o la otra, según la hora del día.<br />
<br />
En cuanto a organizar las tandas, si en una milonga me ponen una secuencia tipo 4T-3V-4T-3M en lugar de por ejemplo 4T-4T-3V-4T-4T-3M (aclaro: V, de vals; T, de tango; M, de milonga), empiezo a alterarme: demasiada milonga, demasiado vals, por mucho que ambos me gusten.<br />
<br />
Si en una milonga me ponen cortinas enteras de bailes caribeños (que duran muchos minutos) o bien más de una chacarera (ya que rara vez va una sola), me empiezo a poner de los nervios, y me enfrío, puesto que cortan el ambiente de la milonga y obligan a sentarse por mucho tiempo a toda la gente que no sabe bailar los otros bailes o no le apetece. Idem para las exhibiciones interminables de algunos maestros, que me gustan, pero como todo, en su justa medida.<br />
<br />
Normalmente en la milonga se escucha Canaro o Roberto Firpo, ambos maestros del cayengue, Troilo, D'Arienzo, Tanturi, Enrique Rodriguez, Caló, Di Sarli, Fresedo, De Angelis, D'Agostino y alguna de Pugliese. Algo menos a Alfredo Gobbi, Lucio Demare o José Basso y muchos otros a los que me gustaría escuchar. Me da la impresión de que muchas milongas son más de lo mismo. Eso también me deja un poquito fuera de onda y me aburre.<br />
<br />
No me gusta cuando me mezclan algo muy clásico seguido de Fervor de Buenos Aires o La Tuba Tango, que son bastante modernos, aunque me gusten. Es la forma de mezclar lo que a veces desentona. No estaría mal escuchar por año y orquesta como por ejemplo Troilo con Fiorentino seguido de una de milongas de D'Arienzo o Canaro y luego tangos de Tanturi o Campos, unas instrumentales de Di Sarli y luego quizás una tanda "tango nuevo" para que haya para todos los gustos. Luego se podría poner una de Pugliese de instrumentales y luego volvemos a unos tangos ya de De Angelis, Dante, o Martel. <br />
<br />
Y ya que estoy protestona, tampoco me gusta que me cambien drásticamente las velocidades, como por ejemplo sería meter un D'Arienzo después de un Plugiese: eso es de chocante para mi como oír una guitarra desafinada. Algo que tampoco entiendo son a los DJs que mezclan diferentes epocas de una misma orquesta, como si a través del tiempo no hubieran evolucionado y sonasen igual: al fin y al cabo, son personas quienes componen la música, y evolucionan tanto al escribir, como al componer música, como en todo en la vida. <br />
<br />
¡Ah! ¡..y si! Me estoy volviendo una milonguera exigente... ¡qué se le va a hacer!Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-59532790753815623192016-10-14T20:00:00.000+02:002017-01-12T22:35:58.102+01:00De maestros hablamos<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Recuerdo una vez cuando
por fin llegó el esperado momento en el que un organizador
hizo la presentación de la pareja de artistas, -no sin antes también
emplear unos minutos eternos en elogiar a los bailarines-, los
mencionó anteponiendo la palabra "maestro" al nombre del
bailarín y su compañera, luego toda la sala aplaudió, ellos aparecieron, y
poco después sonó la música. <o:p></o:p></span><br />
<u1:p></u1:p><o:p></o:p>
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como algo que me llamó
la atención es que el presentador utilizó la palabra "maestro"
antes de presentarles. Entiendo que usó la palabra como respeto o
admiración hacia el bailarín, reconociendo así que se trataba de una persona
que con desenvoltura maneja un arte, en este caso el de bailar tango. Sin
embargo, he de confesar que para mí la palabra "maestro"
tiene una connotación algo diferente, es algo más que eso: es un
conocimiento experto en una material, normalmente acompañado de un
título que acredita dicha capacitación o experiencia.<o:p></o:p></span><br />
<u1:p></u1:p><o:p></o:p>
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Quizás me equivoque,
pero me da la impresión de que, a veces, se usa mucho la palabra "maestro"
para presentar a cualquier bailarín o para mencionar a cualquiera que tenga
experiencia bailando o enseñe a bailar, independientemente de si domina o no lo
que hace o de si tiene alguna titulación. Y eso, particularmente a mí, me
crea confusión, especialmente cuando voy a una exhibición en la que la
pareja profesional domina el tango, pero no destaca por la originalidad de su baile o por su técnica. Así que por mucho que esa </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">pareja de artistas trabaje
mucho y evolucione, e incluso se dedique a dar clases, si en la milonga se ve a mucha
otra gente bailando (milongueros, no profesionales) que controla la técnica y musicalidad mejor que la pareja de profesionales, entonces supongo que me veo en la obligación de deducir que las
milongas están llenas de maestros.</span><br />
</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-77573554195282656962016-10-07T21:30:00.000+02:002016-10-07T21:30:01.676+02:00Compartiendo unas palabras de otra milonguera<a href="http://tangueros.mforos.com/1031969/8093345-lo-que-en-su-momento-titule-desde-el-alma/">LaMariTere</a>, una milonguera que escribe en tangueros.mforos.com, nos regala unas líneas preciosas que quiero compartir con vosotros. Ví luz y entré...<br />
<span style="color: black;"></span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: black;">"Aquella noche la magia se sentía en el ambiente, y desde un tango ofrecimos al mundo lo que con palabras no pudimos decirnos. Y el tiempo, casi sin avisar, se paró en aquella trabada, en aquel caminar, en el suave arrastrar de unos píes que soñaban al compás.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: black;">La música nacía del alma y dos locos la sentían como si siempre hubiese sido suya, como si no fuese de nadie más. En la oscuridad de esa pequeña milonga hicimos nuestro aquel momento, sintiendo desde el corazón lo que los pies apenas podían comprender.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: black;">Aquella noche aprendí a poner mi alma en un solo segundo, en un solo sentir, en el familiar murmullo de un bandoneón que sólo sonó para nosotros dos."</span></div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: left;">
Y también os dejo esta frase de Jorge Luís Borges aportada por JOTA-ERRE, otro milonguero del foro.</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: left;">
"Al cavo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso". De JORGE LUÍS BORGES "Los conjurados" 1985.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-9033878018364222512016-09-30T21:00:00.000+02:002016-09-30T21:00:06.895+02:00Los amantesHace tiempo leí en La Brújula del Cuidador una entrada muy interesante. Recientemente encontré esas mismas palabras por Facebook, y por eso, inspirándome en ella, escribo la entrada de esta semana.<br />
<br />
Es curioso como a veces juzgamos antes de tiempo, quizás porque no nos paramos a observar, más allá de ver; a escuchar, más allá de oír; o a actuar, más allá de sentir. A veces es la impaciencia lo que nos empuja a obrar así, otras el miedo, y otras la ignorancia.<br />
<br />
Cuando leí la palabra "amante" reconozco que al principio pensé en esa persona con la cual alguien le es infiel a su pareja sentimental. Pero afortunadamente la vida ha convertido a una milonguera impaciente por naturaleza en una persona algo más paciente y civilizada (a excepción de esos momentos en los que una tiene hambre y ese instinto animal odioso se hace muy presente) y por eso continué leyendo hasta el final. Así supe que un amante puede ser todo aquello que nos apasiona en la vida, es decir, un deporte, la música, una amistad, estudiar y cultivarse, la espiritualidad o el placer que te da un hobby como en mi caso es el tango o escribir.<br />
<br />
Creo que para ser feliz, hay que madurar, es decir, ir por la vida coleccionando amantes y aprender a escucharlos, a asimilar lo que ellos te enseñan.<br />
<br />
Por ejemplo en mi caso, conseguir ver a una persona feliz en el espejo cuando me levanto por las mañanas es más fácil cuando me refugio en uno de mis muchos "amantes", bien sea el tango, escribir, salir a pasear, compartir momentos con las amigas junto a una buena copa de vino o un zumo de pera, abrazar y besar a mi pareja, o tomar una infusión con mi tía.<br />
<br />
Por un lado, el tango me enseñó a perder el miedo a lo desconocido, a la intimidad de un abrazo; a escuchar tanto a mi cuerpo y mente como al de los demás; a evadirme y disfrutar con cada fibra de mi ser; a confiar, al cerrar los ojos y dejar que otra persona me guíe; a ser valiente y sobreponerme al sentimiento de culpa cuando rechazo una invitación, mientras abrazo al mismo tiempo la libertad que se siente.<br />
<br />
Por otro lado, escribir me ayuda a afrontar mejor situaciones negativas que de otro modo podrían indignarme o enfadarme e incluso afectándome físicamente enfermándome o causándome dolencias. Me permite desahogarme primero, relajarme después, y luego ser capaz de afrontarlas con un humor relativo. Escribir me ha permitido empeñarme en ser más asertiva, al decir todo aquello que pienso intentando ser lo más diplomática posible; me ha enseñado mucho sobre mí misma y de cómo cambia mi forma de pensar con el tiempo; me ha regalado la consciencia, de lo que me gusta, de lo que no, lo que hago bien, lo que hago mal; me ha proporcionado la vía de escape y desahogo; pero lo más importante, es que me ha concedido la oportunidad de compartir lo que pienso y darme cuenta que todos somos más iguales de lo que creemos, porque seamos de donde seamos, tengamos los genes que tengamos, somos seres con miedos, sueños y necesidades por igual.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-86619823655115842252016-09-23T20:30:00.000+02:002017-01-12T22:45:04.331+01:00Tango en Tarbes<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al festival de
Tarbes voy siempre que puedo. Somos cientos de personas
las que en agosto vamos a disfrutar por más de una semana de todo tipo de
eventos relacionados con el tango: películas, clases, espectáculos, milongas, y
charlas, entre otras actividades.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Es un festival
es de lo más especial, y no solo por el ambiente,
sino porque toda la localidad acoge el evento con mucha ilusión,
tanto, que incluso ponen hilo musical por las calles, para que puedas
ir escuchando tango mientras paseas. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las milongas de la
noche tienen lugar un pabellón enorme. Y si soy sincera, no me gusta nada ese
sitio, ya que para poder albergar a tanta gente, lo convierten en algo así como
un estadio de fútbol, con gradas incluidas pero sin árbitros para echar de la
pista a todos esos que creen que aquello es un circuito de carreras donde todo
está permitido. Además, las gradas tienen unas escaleras que atentan contra la
vida de más de un milonguero o milonguera cada año (todavía no han tenido
éxito, pero todo llegará....).<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En esas milongas de la
noche el cabeceo es algo complicado, pero es fácil que durante
días y días no veas a alguien, sabiendo con certeza que está por algún lado en
la milonga; hay demasiada gente. Este año, en uno de los días de más afluencia de gente, propusieron celebrar dos milongas a la vez, en dos lugares distintos. No acertaron: en una la música era para el gusto de unos pocos, y en la otra no supieron acondicionar
bien la pista y el calor que allí hacía era insoportable. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sin embargo, aunque no
me gustan las milongas de noche, soy fan total de las milongas diurnas. Esas
milonguitas informales en las que se puede ver bien la cara de la gente,
donde todo el mundo está relajado y el ambiente da para mucho más que bailar;
donde puedes charlar y disfrutar de un vino mientras te tumbas en una
manta bajo un árbol, donde esperas un invitación para una de esas tandas que hacen que se te erice la
piel.</span><br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Es cierto que las
pistas de baile de día suelen ser pequeñas y que hay que bailar en apenas una baldosita,
pero eso es precisamente lo que más me gusta. La razón: así se intimida un poco a todos esos bailarines que necesitan kilómetros cuadrados para moverse y hacer sus boleos hasta las orejas. Adoro que no vengan
este tipo de bailarines, tanto como sentir los abrazos milongueros:
esos que terminan con una mirada directa a los ojos, que envuelven una
conversación sin palabras, y que culmina con una palabra de agradecimiento
y a veces un achuchón en un intento de alargar un segundo más la maravillosa
sensación.<o:p></o:p></span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-13779072857154377872016-09-16T20:00:00.000+02:002016-09-16T20:00:01.588+02:00El ambiente de la milongaMás de una vez he oido decir a gente que el tango le gusta, que ha tomado algunas classe, pero que luego ha dejado el tango porque no le gustaba el ambiente de la milonga. Es un sentir, es respetable. Y además, creo que lo entiendo.<br />
<br />
Intentando dar una explicación a este sentir, se me ocurre que quizás estas personas simplemente van con unas expectativas determinadas y luego se decepcionan. Lo sé porque creo que a todos nos ha pasado alguna vez, fuera y dentro de la milonga. <br />
<br />
¿De qué expectativas hablamos? Pues me imagino que las mismas que tengo yo cuando viajo lejos de casa, gasto tiempo, dinero y energía, y luego me quedo en la milonga viendo cómo bailan los demás porque allí no me conocen, y tampoco me invitan a bailar, o lo hacen todos aquellos con los que nadie quiere bailar... ni yo tampoco. <br />
<br />
No cabe duda de que el tango engancha. Y no lo hace como cualquier otro baile, sino de forma especial: porque el tango abraza, conecta, comparte sensaciones, y conversa sin palabras en el idioma universal. El tango hace que los miedos, las preocupaciones, la soledad, el ayer, el mañana, y todo aquello que altera, simplemente desaparezca durante unos mágicos minutos. Es algo así como una meditación musical, una cura para el alma de los que nos dejamos abrazar, y de los que miramos a los ojos, a veces incluso a los de un extraño. <br />
<br />
Es por esa razón que como el tango nos da tanto, esperamos tanto del lugar donde se baila. Pero la milonga está llena de personas, que por una parte buscan lo mismo que nosotros, pero por otro lado, también tienen sus miedos y sus costumbres. <br />
<br />
Además, no todo el mundo va a la milonga a bailar con todo el mundo y a charlar con todos (socializar) y/o probar nuevos abrazos, sino que hay gente que va a juntarse con amigos y relacionarse con ellos, como lo haría en un bar, bailando y charlando solo con ellos. Otra gente va solo a buscar el subidón, esas endorfinas que le produce el baile, como una droga: busca solo bailar, pero no con cualquiera, no de cualquier manera, solo disfrutando. Y aquí está la cuestión espinosa ya que bien sea por nivel técnico al bailar, por conexión, o por compatibilidad de energía, no todo el mundo disfruta con todo el mundo bailando. Y la verdad es que duele sentir que esa persona que en realidad a ti te hace disfrutar muchísimo, no quiere bailar contigo... porque el sentimiento no es compartido. En el amor es igual, y en otros aspectos de la vida, también. En la milonga no siempre obtenemos lo que queremos, en la vida tampoco, y es cuestión de madurez el asumirlo.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-35052863458373081042016-08-19T18:00:00.000+02:002016-08-19T18:00:00.164+02:00La Caja de Pandora (tres años después de empezar a milonguear)Ese sábado por la mañana me había conectado a Facebook mientras me hacía la remolona en la cama. Era tarde y mi idea era ducharme, vestirme, y llegar justo al mediodía a la milonga, donde disfrutaría de un brunch antes de ponerme los tacones y fundirme en algún abrazo. Pero me quedé mirando la pantalla, su foto. Entonces decidí guardar el teléfono rápidamente y no pensar. Secuestré mis emociones, quería disfrutar del día.<br />
<br />
Lo que sucede es que con ignorar algo no hace que eso desaparezca por muchas ganas que tengas de que así sea. Así que cuando llegué a la milonga, me senté con unos amigos para comer, y aunque dejé que las conversaciones me distrajeran y sacaran mi mejor humor a relucir, la comida no me sentó del todo bien. Poco a poco ese malestar se convirtió en un dolor de cabeza bastante molesto. Con pocas ganas de sonreír y paseándome inquieta de un lado a otro, las invitaciones a bailar tampoco llegaban.<br />
<br />
Fue entonces cuando decidí que, antes de continuar milongueando hasta la madrugada en aquella marathon de tango, un paseo me vendría bien. Dejar de ignorar que era su tercer aniversario, también.<br />
<br />
Hacía un día espléndido, el sol en mi piel hacía que me estremeciera de gusto, y me confortaba. Tanto, que me fui relajando poco a poco, hasta que sentí como se abría la caja de Pandora y mis lágrimas empezaron a fluir. Por casi media hora dejé que mis emociones me dominaran. Con cada gotita salada la tensión en mi cabeza iba disminuyendo, así como mi temperatura corporal, hasta que dejé de temblar y todo cesó. Me senté, esperé media hora más dejando que el sol templara algo más que mi piel, y finalmente regresé a la milonga.<br />
<br />
Como bien dicen, después de la tormenta viene la calma. Relajada, me convertí en algo parecido a la gelatina en los brazos de cada bailarín que me invitó esa noche, y pude disfrutar de unas tandas increíbles. Temblé, pero esta vez no fue por las lágrimas sino por algo muy distinto. Creo que aquella noche fue una de las ocasiones en las que mejor y más a gusto he bailado en una milonga. Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-3494285961517728112016-08-12T18:00:00.000+02:002016-08-12T18:00:01.089+02:00Desapareciendo bajo la lluvia (dos años después de empezar a milonguear)Llovía a cántaros pero yo cerré el paraguas. Quería mimetizarme con el frío y la humedad, camuflar mis lágrimas con las gotas de lluvia. Acababa de salir de una milonga a la que había ido, sinceramente no sé a qué, supongo que a distraerme, a olvidar. El abrigo de pesar, que me hundía hasta hacerme pequeñita, y esa sonrisa que no terminaba de llegar a mis ojos, dejaron claro a todos los milongueros que no estaba muy por la labor de bailar. Las tandas que escuché, en el poco tiempo que allí estuve, en lugar de animar mi espíritu, hicieron que terminara de quebrarse. Me sentí como un huevo, al que un piquito golpea desde el interior, sabiendo que es cuestión de minutos que se empiece a romper del todo.<br />
<br />
Me apresuré a localizar mi bolso, el paraguas y aceleré el paso. Sentía cómo se iba formando un nudo en mi garganta, cómo resultaba cada vez más difícil contener el río de lágrimas que empezaban a nublar mi vista, y cómo en pocos segundos iba a ser imposible detenerlo. No quería que nadie me viera, no quería compartir mis emociones en ese momento.<br />
<br />
Rompí a llorar en cuanto salí por la puerta y doblé la esquina. Ya estaba lloviendo cuando empecé a caminar, mientras abría tórpemente el paraguas.<br />
<br />
Hacía muchos meses que no dejaba fluir así mis emociones, que dejaba que estas me controlaran a mí en lugar de yo a ellas. Fue liberador. A cada paso me hacía más liviana, la opresión del pecho disminuía, mi respiración se normalizaba y yo iba recuperando poco a poco el control. Finalmente me paré bajo una tejavana. Me sentía vacía, relajada y a la vez muy cansada. Entonces decidí regresar al hotel: abrí el paraguas y desaparecí de nuevo bajo la lluvia.<br />
<br />
Esa noche, en la que hacía exactamente dos años que ella me faltaba, dormí como un bebé. Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-73876408788126957802016-08-05T19:00:00.000+02:002016-10-20T10:19:26.456+02:00Empezando a milonguearMe anunciaron que se iba, y no dudé en dejar mi trabajo para acompañarla en el viaje. Pero no teníamos el mismo destino: el suyo, despedirse de la vida, la familia y su pequeña; y el mío, estar a su lado mientras lo hacía. <br />
<br />
Aquel viaje duró meses.<br />
<br />
Hasta entonces había milongueado poco, supongo que porque para milonguear hay que ir a clases y aprender y yo había tomado pocas clases productivas, así que no era capaz de desenvolverme en la pista ni evitar que me sentasen después del primer tango. También hay que disponer de recursos económicos para poder pagar la entrada a las milongas, y aunque soy una chica afortunada en muchos aspectos de la vida, en ése que consiste en encontrar un trabajo con una paga decente, mi suerte navega por otros mares. Para milonguear, también la salud debe acompañar y, resumiendo, la mía no lo hacía.<br />
<br />
Según ella hacía las maletas, yo empecé a milonguear como nunca. Solo conocía una milonga local, así que con ayuda de San Google me informé en Internet sobre milongas, y escribí a todas ellas para obtener detalles de cómo llegar, los horarios, y los precios de entrada. Descubrir que existía más de una milonga por mi zona fue como descubrir un tesoro. Al principio iba sola, bailaba poco, pero me sobraba ilusión.<br />
<br />
Poco a poco fui enganchándome a la sensación que produce abrazarse a alguien, dejar las responsabilidades y preocupaciones a un lado, sentir, disfrutar de la música y olvidarse del resto del mundo. El tango se convirtió en mi droga. Era lo que me hacía dormir cada noche tras días de intensas emociones, de regalar mi energía más positiva, y de utilizar la poca que me quedaba en recuperarme yo misma. Y más tarde fue mi salvavidas, cuando el barco amenazaba con hundirse, al irse ella se fue para siempre.<br />
<br />
En aquella época, estando de duelo, recuperaba mi salud lentamente, comenzaba un nuevo trabajo lleno de desafíos, y cupido me gastaba una broma de mal gusto, fulminándome sin miramiento alguno. Lidiar con mis emociones -que bajaban, subían, daban vueltas y amenazaban con volverme loca-, ocupaba toda mi energía. Me sentía como un barco a la deriva que tras una tormenta divisa un puerto en el horizonte pero está demasiado maltrecho como para llegar a puerto, o en mi caso, para controlar ninguna emoción. Pero el tango fue mi salvavidas entonces: esa energía extra que necesitaba para afrontar el día a día, lo que me ayudó a canalizar mis emociones, y lo más importante, el ancla que evitó que el barco de mi vida quedara a la deriva demasiado tiempo.<br />
<br />
Afortunadamente es cierto que en el mar hay muchos barcos, cada uno especial a su manera y siempre hay unos cuantos cerca para subirte a bordo cuando lo necesitas. Y el tango, también, siempre está ahí, como la familia, el sol, y las estrellas más especiales.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-28697963552701704592016-07-25T21:00:00.000+02:002016-07-25T21:00:13.482+02:00Análisis genéticoSe dice que gran parte de la actual composición étnica de Argentina es el resultado de la descendencia de la gran ola de inmigración italiana y española en el siglo XIX y XX. Parece ser que la mayoría de los inmigrantes procedientes de España eran gallegos y asturianos, pero llegaron también leoneses, catalanes, canarios y vascos. <br />
<br />
Quizás eso explique ciertos fenómenos en la organización de los eventos de tango en España si los organizadores proceden de Argentina y casualmente son descendientes de españoles, pero también quizás explique cómo una es capaz de atreverse a adivinar -sin prueba genética alguna-, la procedencia del argentino/a con quien a veces tiene el placer de tratar o charlar (o escuchar su monólogo, en algunos casos). ;-)<br />
<br />
Veamos... si tu interlocutor dice "¿oíste?", con más frecuencia que cualquier otra palabra; si después de hablar un rato no sabes si sube o si baja, si entra o sale; si tiene <em>morriña</em>, es decir, si te habla con nostalgia de su hermosa tierra; si desconfía de ti durante el primer minuto de conversación, pero tras el cuarto o quinto, ya sois amigos para toda la vida, entonces sin duda tu interlocutor será argentino, pero posiblemente de origen GALLEGO.<br />
<br />
Sin embargo, si va con su bandera a todas partes; si al pedir café con leche, pide que la leche sea de su tierra; si bebe mucho y más aún si le gusta la sidra; si al hablar muchas de sus palabras terminan en diminutivos, entonces sin duda tundra algún abuelete ASTURIANO.<br />
<br />
Si resulta que tu interlocutor es un poco cotilla, si además es generoso, si cuida mucho su forma de vestir, y si sabe de vino como nadie, entonces sin duda tendrá algún gen LEONÉS.<br />
<br />
Pero pongamos que es algo tacaño (por ejemplo no ha querido comprar sillas en la milonga y nos tiene a todos de pie); sabe vender como nadie y fanfarronea un poquito de ser muy trabajador, entonces quizás algún antepasado suyo haya nacido en CATALUÑA.<br />
<br />
En el caso de que se lo tome todo con calma, es decir, sea algo lento (aunque diga que es más bien cuestión de ser observador y detallista); si su acento es divertido y cantarín y usa la palabra "guagua" para referirse a un autobus (porque de casualidad la escuchó en casa); y lo más obvio, sea un guaperas y esté bronceadito siempre, seguro entonces que es de origen CANARIO.<br />
<br />
Y lo más obvio de todo, si es algo cabezota y capaz de hacer lo que sea "por cojones"; se queja de que no folla aunque no sea cierto; es más fiestero que nadie, de los que se pasa la noche de joda sin dormir; le cuesta darte un abrazo sin antes observarte, invitarte a cenar, llevarte a beber (eso sí, para ver quien aguanta más) y consigue que hagas "gaupasa" (término que significa amanecer estando de fiesta), entonces quizás te suelte un abrazo, y ahí, quizás te vaya quedando algo claro que es de origen VASCO.<br />
<br />
Pero no todo fueron gallegos, asturianos, catalanes, leoneses, canaries y vascos los que emigraron a Argentina, así que os dejo el enlace de un blog un divertido que he utilizado como fuente y que os puede ayudar a "esclarecer" otras procedencias... ;-): <a href="http://bloginmadrid.com/topicos-de-espana-aqui-se-libra-ni-dios/">BloginMadrid</a>.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3158832838526217563.post-71609904589322232072016-07-18T20:30:00.000+02:002016-07-18T20:30:39.442+02:00¡Sillas, por favor!<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Era un festival de
tango y como suele ser habitual en todo este tipo de eventos había
artistas invitados para dar clases y hacer exhibiciones en las milongas. Durante la primera noche de milonga, a medianoche más o menos se
interrumpió la música; poco después apareció un organizador -
argentino él-, y se situó en el centro de la pista para presentar a la pareja
de bailarines que esa noche harían la exhibición. Mientras, </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">los
milongueros allí presentes salieron disparados a buscar un lugar donde sentarse o permanecer de pie
sin molestar a los demás y así poder ver la actuación. Quien no pudo encontrar su espacio tuvo que sentarse en el suelo.</span></span><br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"></span></span><br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Yo tuve la suerte de encontrar una silla. Y digo suerte porque
como era de esperar, el pibe habló y habló durante lo que pareció una
eternidad: se movía de un lado al otro mientras parecía
escucharse a sí mismo, bastante reacio a que aquel momento suyo de gloria
terminara. Sé honestamente que fueron tan solo unos minutos pero a mí me parecieron horas, y supongo que al
montón de gente que, a falta de sillas para todos, tuvo sentarse en el suelo helado de
piedra o bien quedarse de pie, seguro que les parecieron días. Me parece bastante
cansino tener que pasar por eso una y otra vez. Y no me refiero tan solo al hecho de parezca que a los organizadores les cobran 1000 euros/hora el alquiler de una silla (razón por la que entendería que siempre escaseasen), sino más bien porque </span></span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">cada vez que es un pibe
argentino el que presenta una exhibición, <em>nos dan las uvas</em> (término español para decir que el tiempo parece que se alarga hasta el momento en el que dan las campañadas del nuevo año, que en España es cuando se comen las uvas, una por campanada). ¿No se dan cuenta mucha gente nos sentamos a
veces en sillas pero otras veces en suelo helado de piedra porque no hay más
sitio donde sentarse, y que lo que para ellos es un discursito (más largo a
veces que la propia exhibición de los bailarines) es para todos los demás una gran
posibilidad de enfriarnos y terminar enfermos? ¡Pues deberían!</span></span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span>Unknownnoreply@blogger.com0