Hay una famosa canción que dice que algo se muere en el alma cuando un amigo se va... y yo solía estar de acuerdo, pero ya no. Lo cierto es que personalmente ya no siento que algo se me muere en el alma cuando alguien a quien quiero se va: tan solo se me encoje, por la pena de los momentos que ya no compartiremos, por la tristeza de no disfrutar más de su sonrisa y sus abrazos.
Pero llega un momento en el que el alma vuelve a expandirse, cuando la pena se evapora con el tiempo y se convierte en bonito recuerdo, de los momentos vividos, la buena energía compartida en vida. Luego, además, el alma crece, al dar las gracias a la vida por haber podido disfrutar de esa persona, aunque haya sido por poco tiempo. Así siento que tengo trocitos de bastantes personas en mi alma, y siento por ello que cada día esta se hace más grande.
Para sentirme así, he tenido que aprender a canalizar en lugar de contener; a sonreír en lugar de llorar en el recuerdo... he tenido que aprender a dejar ir.
Recientemente me ha llegado una invitación especial, ya que se trata de una milonga en homenaje al último de ellos que nos dejó con su recuerdo: Javier Viribay. Me parece una bonita forma de recordar a alguien, de dar el primer paso para convertir las lágrimas en una bonita sonrisa.
Para quien quiera y pueda ir, la milonga tendrá lugar el día 15 de julio a las 20:00hrs en el Museo Artium de Vitoria-Gasteiz.