miércoles, 26 de noviembre de 2014

De rosas y de espinas

De pequeña escuchaba a mi abuelo decir que cuantas más aceitunas comía, menos veía. Y yo, sin entender el chiste, me sentía mal cada vez que me metía una en la boca: creía que terminaría quedándome ciega. Menos mal que llegó un día en el que fui capaz de entender, de estallar en carcajadas, y ya sin culpa alguna por comer las perlitas verdes y negras que tanto me gustan, me empaché por primera vez de aceitunas.

También por entonces me solían decir que tenía que aceptar las espinas con la rosa. Claro que esto me lo decían cada vez que había paella con gambas para comer y yo solo quería los bichitos naranjas tan ricos, pero sin arroz.  El mensaje no dejaba lugar a dudas y lo entendí a la primera: a veces debemos aceptar lo que no nos gusta con lo que nos gusta. Con el tiempo aprendí que con las personas también es así: cuando nos enamoramos y también cuando elegimos a los amigos. Y con el tango sucede lo mismo.

Se supone que si una milonguera quiere bailar, y no tiene pareja o no conoce a nadie en la milonga, tiene que arriesgarse y aceptar cualquier invitación, venga de quien venga, hasta tener la suerte de entre tanto arroz a veces sosete y duro, encontrar una gamba. El problema es que si tienes la mala suerte de dar solo con arroz en las primeras cucharadas, es probable que te vayas de la milonga sin comer gambas.Olé la decepción que le entra a una. Así que hay que buscarse la vida de otra manera: me niego a aceptar siempre espinas con las rosas, al menos en el baile, por mucho que la vida sea así y que haya que aceptarlo, encajarlo y sonreír.

Así que siguiendo un consejo de una buena amiga, esta milonguera que os escribe busca las gambas moviéndose por la pista, espera a que terminen de bailar y se acerca, se queda a unos metros, sonriendo, mirándolas, y tarde o temprano, alguna de ellas gambas termina picando el anzuelo y dejando caer un cabeceo. Algunas de estas gambas te decepcionan, pero bueno, ahí si que acepto espinas con las rosas, ya que al fin y al cabo yo he sido quien ha elegido la rosa.

4 comentarios:

  1. Aunque vaya contra el código milonguero, me parece más práctico que en vez de tender anzuelos y esperar a que piquen las gambas, salgas directamente a por ellas armada con arpón. Así pescarías más y mejores gambas. Como siempre, un placer leerte.
    Firmado: un grano de arroz

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    1. Jaja ¡No puedo hacer eso! Verás: a mí personalmente no me gustan las invitaciones comprometidas y por tanto tampoco las hago y de esa forma evito situaciones incómodas a ambas partes. Además, creo que si me apetece bailar por ejemplo con alguien más experimentado que yo (o muy solicitado) lo justo sería que él elija bailar conmigo y no al revés, del mismo modo que espero que alguien menos experimentado que yo haga lo mismo conmigo. Por otro lado, si tras una invitación directa bailan por compromiso conmigo, no me agrada… me gusta que la persona con la que bailo quiera bailar conmigo tanto como yo con él. Por esa razón creo que el cabeceo es lo ideal: ahí los dos elijen porque ella mira a los chicos con los que quiere bailar y él cabecea a las chicas con las que le apetece bailar y que le miran (significado obvio de que el interés es compartido).
      Firmado: otro granito de arroz. :-)

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  2. No me refería yo a invitación directa, y por tanto comprometedora, sino a que también podrías ser tú quien realice el cabeceo, en lugar del hombre.
    Este concepto de invitación "a distancia" me lo dijo una amiga milonguera recientemente. Ella lo describía como una nueva forma de invitar a bailar consistente en realizar movimientos o señales de cabeza en vez de directamente ir hasta la chica y sacarla. Y varias personas en aquella milonga consideraban bastante vulgar eso de invitar desde lejos. Incluso llegamos a tomarlo a broma en el sentido de "vamos a cabecearnos entre nosotros para bailar" (la gente de Cádiz en seguida lo echamos todo cachondeo). Más tarde encontré este blog tuyo, en el que tan amenamente expones las ventajas de este método de invitación, ventajas que me han convencido y aguardo con impaciencia la "milongadejerez" del próximo sábado en la que comentaré el tema con mis amig@s salvajes que abordan al/la pobre chic@ sin dejarle escapatoria, e intentar civilizarl@s.

    Tendré que recomendar tu blog.

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  3. Ah, ok..! ya cabeceo yo también a veces... ;-) no nada fácil!
    Por cierto, encantada de que divulgues el blog. Gracias. :-)

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