Acababa de comprarme un vestido "preciosisísimo" -como dice una amiga mía-, de los que se ajustan a la cintura y cuya tela cae hasta las rodillas, deja por detrás deja la espalda al descubierto y termina en una prolongación de tela que hace el efecto de pequeña cola. Una monada: sencillo, cómodo, y encima queda de maravilla... de los que hace que una se sienta realmente guapa con él.
Aún no lo había estrenado cuando aquella tarde me junté con unos amigos milongueros a tomar unas copas y comer. Fue entonces cuando una milonguera mencionó que había oído decir a varios hombres que no les gustan las milongueras cuyos vestidos tienen la espalda descubierta. Me quedé muy sorprendida ya que yo pensaba que a la mayoría de ellos les parecía sexy y que obviamente sí que les gustaba. Definitívamente, a veces damos por hecho muchas cosas solo porque nos gusten o por lo que desearíamos que fueran, aunque la realidad sea otra.
Por lo visto, puede que sí que les guste a los hombres ver a una mujer con un vestido cuya espalda queda al descubierto, pero parece que no para bailar con ella. La razón que me dieron fue que para un milonguero resulta muy incómodo y algo desagradable poner la mano sobre una espalda resbaladiza por el sudor. Totalmente comprensible, puesto que a mi misma me sucede lo mismo con cada milonguero cuya camisa termina calada hasta el punto de dejar ver toda su anatomía, pezones y pelacos incluidos.
Si a ellos les gustan los vestidos con la espalda cubierta, a nosotras nos gustan las chaquetas por encima de sus camisas. Es un hecho, para que tanto ellas como ellos tomen nota.Y también es un hecho que hay hombres que apenas sudan, de igual modo que hay mujeres que tampoco y por tanto podrían pertenecer a esa minoría privilegiada que puede lucir vestidos sin espalda o camisas sin chaqueta por encima. Ahora bien, el problema viene cuando a una persona se le pide que juzgue él mismo algo que atañe a su persona: la objetividad simplemente es inexistente en la mayoría de los casos. Así que sugiero que pidáis una opinión sincera a alguien de confianza, como lo hará esta milonguera, ciega hasta ahora con este asunto, con sus amigos, y si le sugieren que vista una remerita por encima de su vestido, ella acatará, aunque sea refunfuñando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario