viernes, 8 de mayo de 2015

Clases de tango en Europa

Según mi experiencia, la mayoría de las clases de tango en Europa no están basadas precisamente enseñar cultura del tango, aunque afortunadamente hay todo tipo de profesores. Tampoco en ellas se habla mucho de los códigos milongueros, ni se invierte mucho tiempo en enseñar a caminar y a abrazar, o a escuchar la música para que cada uno sea capaz de interpretarla como le dicta el corazón. Y es una pena.

El enfoque de las clases en algunos lugares de Europa -España incluida-, suele darse en el llamado "paso básico" y unas cuantas figuritas. Entre ellas, las más comunes son los ganchos imposibles pero vistosos, que casi nadie hace bien, pero que todo el mundo se empeña en ejecutar, suene lo que suene y esté la pista como esté. También están esos molestos "sandwichitos" con los que pueden llegar a torturarte durante una tanda entera aunque no vayan con la música y aunque ya hayan mostrado que saben hacerlos más de cinco veces en un mismo tango. Y cómo no, también están esos levantamientos de jamón ibérico y no ibérico hasta donde la anatomía de cada uno alcance.

No me gustan esas clases pero menos aún el efecto de las mismas en las milongas. Es común encontrarte con milongueros que se creen experimentados porque su repertorio de figuritas mal hechas es infinito. Y luego están los pobres principiantes que se creen que por solo saber dos figuritas, aburren a la chica. Es curioso como cada vez que bailo con uno de estos últimos y sienten que tengo más experiencia que ellos, se disculpan porque son principiantes y dicen que no saben hacer nada más. Entonces trato de tranquilizarles y les digo que lo que nos gusta a las milongueras es un buen abrazo y tan solo caminar, jugando con la música. Luego me miran, igualito que las vacas al tren y me inunda la pena al sentir que no me creen, por muy cierto que sea.

Pero todo en esta vida suele tener una razón de ser, así que os contaré un secreto: parece que la razón por las que estas clases abundan es porque son las que más venden. Sí, no me lo invento.

Tristemente, esta es literalmente la respuesta que esta milonguera que escribe recibió durante un tiempo muchas de las veces que se topaba con un profesor argentino y le hacía una pequeña observación sobre lo que se enseña en las clases y lo que a una le gustaría que le enseñasen. Todos contestaban algo así como "es que eso no es lo que se vende... si a la gente le enseñas a caminar o le hablas sobre tango, se aburre y deja de venir a las clases...".

Quizás su experiencia sea esa, pero creo que se equivocan en su enfoque al continuar en esa línea. Honestamente, creo que lo que hace que la gente vaya a clase es una mezcla de varias cosas a parte de su propia afición al tango: la pasión que los profesores muestran por lo que hacen y sienten; por lo que están dispuestos a regalar de su conocimiento, sin guardarse nada, corrigiendo, ayudando a los alumnos a evolucionar en el baile; por su afán por animar a sus alumnos a milonguear y asistir a otras clases de otros profesores de los que crean que pueden aprender más (para ello se necesita generosidad y humildad por parte de los profesores); y cómo no, por sus ganas de compartir su cultura del tango. Si a todo lo anteriormente mencionado le añades humor, honestidad y cercanía personal, dejando el miedo de que huyan de tus clases, un alumno lo será siempre, porque pasará de ser un cliente a ser un fan incondicional: ESO es marketing y ESO es lo que vende... ¡no los sandwichitos dichosos!

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con tu profesor argentino. El bailarín social que empieza a ir a tango , si en la primera clase se encuentra todo técnica y cultura argentina sale despavorido... Tiene que pasar un tiempo antes de q se enamore del tango y lo empiece a comprender....

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