Hay una forma muy especial en las milongas de celebrar que alguien cumple un año más. El homenajeado es llamado a ocupar el centro de la pista, y entonces suena un vals. Los hombres, si la homenajeada es mujer, o la mujer, si el homenajeado es un hombre, se turnan para bailar con el homenajeado, y la pista es suya por unos minutos.
La última vez que estuve en una milonga era el cumpleaños de una amiga. Fue muy sencillo ir a contarle al DJ que había un cumpleaños y darle el nombre. Al terminar una tanda, se oyó una voz por el micrófono llamando a mi amiga a ocupar el centro de la pista. La pobre, muy vergonzosa ella, allí estaba con sus mofletes haciendo juego con su falda roja. Y entonces sonó el vals. No se ni como pudo ir con la música, pero consiguió concentrarse. Uno a uno todos nuestros amigos se fueron acercando a ella, por turnos, intentando bailar con ella unos segundos del vals. Al final, muchos bailarines se quedaron esperando turno y el DJ se portó de maravilla y les brindó otro vals.
Si es tu cumpleaños y eres muy novata, el mal trago no te lo quita nadie, así que que yo, una chiquilla por los años que he celebrado cumpleaños en la milonga, todavía sigo escondiendome en el baño cuando oigo un micrófono encenderse. Lo pasaría igual de mal siendo yo quien ocupa la pista que esperando turno para bailar con el homenageado, así que nunca espero turnos y nunca ocupo la pista. Pero si es un amigo y hay confianza, es el único momento de la milonga en el que soy yo la que invita a bailar al homenageado, eso sí, si la pista está llena de otras parejas bailando.
Cuando llegue el día de mi cumpleaños, os prometo que os contaré con pelos y señales el capítulo en el que por primera me animaré a ocupar el centro de la pista.
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