El lluvioso otoño ha favorecido la aparición de muchas setas, pero lo curioso es que casi en la misma cantidad lo hayan hecho los maestrillos, allá por tierras norteñas. Aclaro que no hablo de esos milongueros que se dedican a dar lecciones a su pareja de baile en una milonga (muy mal, por cierto), sino de todas esas personas, que después de unos años bailando tango, bailen como bailen, gracias a amigos y gente conocida que no les han hecho favor alguno, se creen aptos para iluminar al mundo con sus habilidades de tango -existan o no-, y lo que es peor, transmitirlas.
En el fondo creo que la intención es buena, es de difundir el tango, de aportar su granito de arena a una pasión que les hace felices y que quieren compartir. Sin embargo, las buenas intenciones no son suficientes. En realidad lo que hacen es perjudicar al tango y a los profesionales que se dedican a ello y que mueven escuelas, milongas, y que además han invertido mucho tiempo y dinero en una formación y debido a ello tienen una calidad mínima. No olvidemos que un buen profesional es aquel que nunca para de superarse, de formarse, de crear, de aportar.
La clave de este asunto es la calidad. El hecho de que a uno o dos milongueros que hace un tiempo que bailan, alguien que les quiere mucho les diga que son fantásticos, que bailan divino y que deberían transmitirlo, no significa que deban impartir clases. Recordemos que son amigos o conocidos que les aprecian los que les hacen creer lo que no es, y luego es su ego el que toma el mando y se autoconvence, pero seamos razonables: los amigos no suelen una fuente muy objetiva, y el hijo de una madre tampoco es el niño más bueno y guapo del mundo.
Ya aclarado este asunto, con tanto champiñón por las campiñas norteñas, algo muy serio está pasando: si esta nueva especie de la naturaleza osa enseñar una técnica que no posee aunque crea que sí, el resultado serán alumnos con los que nadie querrá bailar, por lo que tendrán que hacer milongas entre ellos y la división en el tango irá a más. Por otro lado, esta pobre gente con pasión por el tango y dispuesta a invertir dinero y tiempo, serán estafados ya que no obtendrán aquello por lo que pagan, y lo peor es que para cuando lo sepan, es decir, cuando realmente tomen clases con verdaderos profesionales, estarán ya desesperados porque no consiguen bailan en milongas, porque tienen que corregir malos hábitos y porque han estado perdiendo su tiempo y su dinero. Por favor, un poquito de respeto hacia los profesionales del tango y hacia esta gente que son quienes van a enriquecer el tango y hacer que la comunidad milonguera española crezca en número y en calidad.
Dicho lo dicho, que sepáis que esta milonguera pasó de la incredulidad a la indignación al enterarse de este fenómeno de los maestrillos, pero ahora he de confesaros que está esperanzada porque sabe que tras esos maestrillos hay gente honesta, con valores, capaz de razonar y de desarrollar su capacidad de auto crítica, una vez que lean esta entrada. Tengo fe.
Afortunadamente, es ley de vida, no solo salen setas, también champiñones, arbustos, helechos, etc. Argumentar que eso hace "daño al tango" es pura demagogia. El tango ha sobrevivido y sobrevivirá a todo, sin que nadie "profesional del norte" se erija en su protector, ni mucho menos alguien que habla “de lo que le han comentado” que está pasando en el norte. No conozco un profesional de la enseñanza del tango que se esté dedicando a ello por el bien del tango más que por el bien de su bolsillo. Y no lo crítico. Me parece muy bien, como la mayoría de cada uno de nosotros en nuestras profesiones. Lo que crítico es la demagogia que destila el artículo en cuestión. Y el clasismo, rayando la arrogancia. Pero en el fondo, todo es motivado por el miedo. Todo evoluciona y crece. Y que la comunidad tanguera crezca, implica muchas cosas ( no solo negocio para unos), también que surjan más milongas, mas setas, más maestrillos, más de todo. Todos, hasta esos "maestros profesionales", son alumnos de alguien de más nivel, conocimientos o capacidades que ellos. Según el artículo, ¿no deberían poder enseñar a nadie? ¿ Qué es ser maestro de tango? ¿Enseñar "pasos"? No voy a seguir, porque tendría que dar nombres. Pero ya somos mayorcitos para ver, conocer, viajar, estudiar, entender y pensar por nosotros mismos sobre los "maestros profesionales" del tango. Todos, todos sin excepción, tuvieron unos comienzos, tanto como aficionados al tango, como profesores de tango. Y ahí están los vídeos, en youtube, como testigos de esos comienzos (y no tan comienzos...). Y no hay que ir muchos años atrás para ver cosas que hacen a uno dudar sobre el verdadero concepto y sentimiento del tango que pueden tener algunos "maestros profesionales" que ya entonces estaban considerados como tales. Particularmente, tenemos claro que lo que gusta a una mayoría "local" no tiene por qué ser realmente bueno. Pero desde luego, antes de hablar, hay que saber de qué se está hablando. Desde luego, el concepto de buen "maestro profesional" del tango de la autora del artículo suena muy bien, pero conocer la realidad que hay detrás, el día a día de las clases de tango de esos maestros profesionales que según la autora son los únicos que pueden enseñar tango a alguien, sea del nivel que sea, es otra cosa. Que surjan más maestrillos setas y perretxikus. Los verdaderos buenos “maestros profesionales” no deberían tener ningún inconveniente, al contrario, sería señal inequívoca de que el mundo tanguero crece. Yo soy profesor en la universidad, y ni por asomo se me ocurriría emplear demagogia barata para llamar “seta maestrilla” a uno de mis alumnos de clase por dar clases particulares de materias básicas a un grupo de 5 estudiantes de DBH en su casa.
ResponderEliminarGracias Iñaki por tu interesante aportación.
EliminarHe de aclarar que yo no me dedico profesionalmente al tango. Mi opinión sobre lo que yo llamo "profesionales" -gente que por formación que considero más capacitada para impartir clases, no enseñando "pasos" sino "técnica"-, y de los "maestrillos" -gente que tenga o no capacidades, imparten clases-, es totalmente subjetiva (mis disculpas si los términos utilizados para la diferenciación no han quedado claros o han podido ofender a alguien). Estoy de acuerdo contigo en varios puntos, como por ejemplo en que todos lo hacen por llenar el bolsillo a parte de porque aman el tango. Sin embargo el alma de este artículo es cuestionar la capacidad de auocrítica de lo que yo llamo "maestrillos" e invitarles a que piensen si realmente están capacitados o no para dar una calidad mínima en sus clases. Habrá algunos que si, otros que no. Respeto y entiendo lo que comentas sobre que tus alumnos enseñen a otros, pero realmente tengo curiosidad y me parece interesante saber si te parecería bien que cualquiera de tus alumnos enseñe a otros, independientemente de si es capaz o no de aprobar un examen. Quizás yo soy demasiado exigente como alumna, y quizás realmente lo que debería plantearse no es la capacidad de los "maestrillos" para enseñar, sino la capacidad de los alumnos por elegir un buen profesor, o por exigir una calidad mínima en la enseñanza.