Entiendo que organizar una milonga es mucho trabajo: hay que buscar local con un suelo decente, preparar la musicalización, adecuar la luz y la disposición de las mesas para crear una agradable ambientación, encargarse de que haya comida y bebida disponible, y muchos otros detalles.
También entiendo que si la milonga tiene lugar en una sala de fiestas en la que normalmente la consumición mínima no baja de los 5 euros, y no quieres cobrar mucho más en la entrada de la milonga, que además va con consumición incluida, propongas a la sala de fiestas que solo puedan ser canjeables por la entrada aquellas bebidas que sean refrescos, botellas de agua o cervezas.
Me acuerdo una vez que fui a una de estas milongas que se celebraba en una sala de fiestas. No tengo ni idea del arreglo que hicieron los organizadores con los dueños del local y la barra, pero después de pagar mi entrada con consumición y bailar un par de tandas, me dirigí a la barra porque quería descansar un poco y tomar algo. Allí había una chica, seguramente contratada por los dueños del local para atender la barra mientras durara la milonga y con orden expresa de intercambiar nuestras entradas por refrescos, agua o alguna cerveza. No había vino, y sí había combinados, que se pagaban a parte. Hasta ahí todo perfecto.
Como había oído que daban café, pedí uno. La camarera vino hacia mi con una jarra de café "de puchero" ya hecho: no daban café de cafetera sino alguna cosa medio negra y aguada a la que llamaban café. Le dije que si no había café expreso, no quería café. Pedí agua. Ella entonces sacó una botella de plástico de agua con gas, empezada, y se disponía a servirme cuando le dije que tampoco quería eso, que quería agua sin gas. No había agua sin gas. Como no tenía opción de pedir una bebida sin gas, decidí pedir una coca-cola. De nuevo, la camarera sacó de debajo de la barra una botella de litro y medio de coca-cola empezada y me sirvió un vaso de plástico. A estas alturas, ya no dije nada. Estaba alucinada puesto que eso era una sala de fiestas con poca gente, y no una verbena de un pueblo de mala muerte lleno de borrachos donde no se pueden dar vasos que no sean de plástico. En fin, sus razones tendrían.
Mi alucine se transformó en enfado cuando al darle el primer trago a mi refresco, descubrí que aquello era una especie de bebida de cola, no una coca-cola, casi sin gas y encima bastante más caliente de lo que debería estar. Entonces miré a la camarera y le dije: "¿me puedes decir por favor qué es esto?" y me respondió: "coca-cola, como has pedido". Levanté las cejas, la miré de nuevo y luego me dio un ataque de risa. Decidí no perder más el tiempo y aceptar pulpo como animal de compañía, al menos ante la camarera, aunque no así ante los organizadores de la milonga. Con ellos tuve una pequeña charla sobre el asunto y les di mi opinión sobre lo mal que me parece que, si organizan una milonga en la que hay consumición incluida con la entrada (es decir, estás pagando una consumición), lo lógico es que la bebida sea de una calidad mínima para que la gente no se sienta estafada. Pero hay otras opciones, por ejemplo no ofrecer consumición con la entrada.
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