Un encuentro milonguero hecho con cariño, en un hotel que conserva
sus originales suelos de madera y su inconfundible olor a viejo; que se
sitúa en un valle precioso donde se respira aire puro de mar y montaña;
donde sobran los detalles y el esfuerzo de los organizadores por hacer
que todo el mundo se sienta como en casa. Definitivamente no lo cambio
por ningún otro. Son unos días en los cuales se respira tango por cada
esquina, donde las horas vuelan, abundan los
cálidos abrazos, la buenísima onda, y las sonrisas de la gente,
que ya llega feliz muy consciente de a donde viene.
A ese
encuentro soy adicta, lo reconozco, como al tango, que es como un
veneno que recorre las venas y que me hace permanecer por horas y por
días en un estado de total euforia. Sinceramente no entiendo cómo la
gente se droga cuando puede bailar tango. Suena a locura, pero solo quien es milonguero sabe de qué hablo.
Mañana comienza el Baztango. Tengo tantas ganas de que llegue que ya estoy preparando una maleta, eso sí, para unos cuarenta días, aunque el evento dure solo cuatro. Y todas nos autoconvencemos: "es por si acaso". Supongo que las ganas y las ilusiones también ocupan mucho. Pero es lo que tiene ser milonguera: todas metemos dos o tres pares de zapatos que no usaremos y unos seis o siete trapitos que solo contemplaremos colgados en su percha o en su caso puestos delante de un espejo y descartados rápidamente al darnos cuenta de que ese día justamente otro trapito nos sienta mucho mejor. No tenemos remedio, pero la felicidad de meter todos nuestros trapitos favoritos en la maleta no tiene precio. Tampoco la cara de la vecina cuando como en otras ocasiones me la encuentro en el ascensor y me pregunta si me mudo de casa. En fin, cosas de milongueras.
Este año será el X aniversario. Promete y más aún porque iré con amigos a los que adoro. Pero también por muchísimo más: este año Pagola y Bakartxo vuelven a invitar a Ariadna y a Fernando y nos dejarán morirnos de gusto con Djs de primer nivel como Mariano Quiroz y Analía "La Rubia". No se puede pedir más. Y mientras espero, los días parecen tener cuatrocientas horas: ¡qué desquiciante!
Espero que pases unos días de intenso sabor tanguero. Que entre cálidos abrazos te hagan "volar" como en alguno de tus artículos comentas.
ResponderEliminarGracias David :-)
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