En las milongas es muy común el uso del abanico por ambos sexos y por eso
me ha parecido de lo más interesante escribir algo de él en mi blog.
Según parece, procede del antiguo Egipto y Asia, donde se usaba en los servicios y ceremonias palaciegas. Luego Grecia lo adoptó para su uso doméstico. Era un abanico rígido.
Según parece, procede del antiguo Egipto y Asia, donde se usaba en los servicios y ceremonias palaciegas. Luego Grecia lo adoptó para su uso doméstico. Era un abanico rígido.
El plegable, fue inventado por un chino en el siglo VII, inspirado en el
ala de un murciélago. Pero a Europa no llegó hasta finales del siglo XV de manos
de portugueses que comerciaban con Oriente. En principio lo usaban las damas de
clase alta pero en seguida se fue extendiendo su uso, y luego, dependiendo de
la moda, nacieron las diferentes variantes que se conocen en cuanto a
materiales usados, calados y otros.
A España llegó en el siglo XVIII gracias al artesano francés Eugenio Prost que bajo la protección del conde de Floridablanca, convirtió a España en uno de los principales productores del mundo. Por entonces se crea el Gremio de Abaniqueros y a principios del siglo XIX se funda, en Valencia, la Real Fábrica de Abanicos. En un principio, el abanico era usado por ambos sexos. Los de los hombres eran más pequeños y se metían en el bolsillo, como hacen ahora algunos de nuestros milongueros. Aparecieron los abanicos más grandes, llamados de pericón, que se usaban para el baile flamenco.
En el siglo XX ya solo usaban abanicos las mujeres, y se hicieron tan hábiles en su uso, que se creó todo un lenguaje del abanico, sobre todo, en la época en la que las mujeres no tenían la libertad que tenemos hoy en día, y tenían que comunicarse con hombres de forma muy discreta cuando asistían a eventos sociales. El lenguaje estaba basado en la posición del abanico, su apertura y en cómo se agarraba. Es curioso saber que aunque había varios lenguajes del abanico para comunicarse, todos tenían algo en común: colocaban el abanico en cuatro direcciones diferentes y con cinco posiciones diferentes, creando así un alfabeto basado en dirección y posición del abanico. Además de esto, estaban los gestos con el abanico, que ya de por sí comunicaban, de forma más rápida, un mensaje.
A España llegó en el siglo XVIII gracias al artesano francés Eugenio Prost que bajo la protección del conde de Floridablanca, convirtió a España en uno de los principales productores del mundo. Por entonces se crea el Gremio de Abaniqueros y a principios del siglo XIX se funda, en Valencia, la Real Fábrica de Abanicos. En un principio, el abanico era usado por ambos sexos. Los de los hombres eran más pequeños y se metían en el bolsillo, como hacen ahora algunos de nuestros milongueros. Aparecieron los abanicos más grandes, llamados de pericón, que se usaban para el baile flamenco.
En el siglo XX ya solo usaban abanicos las mujeres, y se hicieron tan hábiles en su uso, que se creó todo un lenguaje del abanico, sobre todo, en la época en la que las mujeres no tenían la libertad que tenemos hoy en día, y tenían que comunicarse con hombres de forma muy discreta cuando asistían a eventos sociales. El lenguaje estaba basado en la posición del abanico, su apertura y en cómo se agarraba. Es curioso saber que aunque había varios lenguajes del abanico para comunicarse, todos tenían algo en común: colocaban el abanico en cuatro direcciones diferentes y con cinco posiciones diferentes, creando así un alfabeto basado en dirección y posición del abanico. Además de esto, estaban los gestos con el abanico, que ya de por sí comunicaban, de forma más rápida, un mensaje.
Hoy en día, aunque son de uso más común en las mujeres, se ven tantos hombres como mujeres usándolos, aunque apostaría a que son pocos los que conocen su lenguaje.
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