En
Europa existen las milongas gratuitas, sin ánimo de lucro, pero no
abundan. Estas suelen ser organizadas por alguna asociación, o
aficionados al tango. De vez en cuando llega una invitación a través de
Facebook, un correo electrónico, un whatsapp o un mensaje al teléfono
con alguna noticia sobre milongas improvisadas en la calle, que se
organizan con pocos días de antelación y algunas veces, incluso horas.
Sin
embargo, lo habitual son las milongas en las que se paga entrada. El
precio varía entre los 3 y los 10 euros por lo general, según la ciudad
en la que esta tenga lugar, o la popularidad de la milonga, o si incluye
o no consumición. Algunas veces, la entrada va numerada y los
organizadores sortean una cena para dos, un CD de tango, un cuadro, una
prenda de vestir (falda, top, o vestido - obligando a los hombres a ser
caballerosos y regalar la prenda a una mujer), unos zapatos, una clase
gratuita, una entrada a otra milonga, o alguna otra cosa. Generalmente
todos estos sorteos van acompañados de una charlita de presentación, o
agradecimientos, o anuncios de otros eventos de tango, o todos ellos a
la vez si se trata de un argentino quien tiene el micrófono. En estos
casos, esta milonguera que escribe busca como loca una silla, como si
fuera atrás en el tiempo y estuviera jugando, como cuando era niña, al
juego de las sillitas.
También están los festivales, en los cuales, el precio de la milonga sube al doble o triple, incluso si no hay consumición incluida. Claro está que en estos casos además de música en vivo en ocasiones, siempre hay alguna exhibición de maestros. Y en la mayoría de los casos, además del sorteo que hacen con el número de la entrada, te regalan un detalle a la entrada de la milonga, tipo un alfiler, un abanico, un dulce o algo típico de la gastronomía local, o un recuerdo relacionado con la ciudad que hace de anfitriona del festival. Algunos de estos regalitos son de lo más curiosos y os iré contando en el blog cuando me tope con alguno de ellos.
También están los festivales, en los cuales, el precio de la milonga sube al doble o triple, incluso si no hay consumición incluida. Claro está que en estos casos además de música en vivo en ocasiones, siempre hay alguna exhibición de maestros. Y en la mayoría de los casos, además del sorteo que hacen con el número de la entrada, te regalan un detalle a la entrada de la milonga, tipo un alfiler, un abanico, un dulce o algo típico de la gastronomía local, o un recuerdo relacionado con la ciudad que hace de anfitriona del festival. Algunos de estos regalitos son de lo más curiosos y os iré contando en el blog cuando me tope con alguno de ellos.
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