Todos tenemos unas responsabilidades cuando trabajamos, debemos cumplir con las expectativas que se tienen de nosotros e incluso superarlas, mantener las formas y saber comportarnos con compañeros, clientes/estudiantes, proveedores o público en general. Esta norma se cumple tanto como si trabajas en la línea de producción junto a una máquina, como si te dedicas a dirigir el tráfico, como si te dedicas a cuidar enfermos o como si eres profesor. Ahí también están incluidos los bailarines profesionales de tango, ya que viven de ello y para los cuales además de una pasión, el tango es un negocio, una pequeña empresa en la que ellos son los empresarios y trabajadores.
Así que señores ahí os dejo una serie de apuntes sobre hechos que a lo largo de mi historia como alumna de tango he observado en diversas situaciones:
* No está bien dedicarse a tomar mate y hacer el indio mientras impartes una clase, ya que estás trabajando, no de fiesta.
* No está bien mostrar una figura y dedicarte luego a ensayar con tu pareja durante la clase en lugar de atender a las dudas de tus alumnos: los recursos que se alquilan tienen que estar disponibles y funcionar durante el tiempo que se paga por ellos, no solo a ratos.
* No está bien que empieces tarde la clase y la acabes pronto: del mismo modo que no puedes fichar en tu trabajo cuando te da la gana ni irte cuando cambia el viento.
* No está bien que te dediques a hacer arrumacos con tu pareja una vez que los alumnos están practicando lo que les acabas de enseñar, o peor aún, que tengan que esperar a que acabes para continuar con la clase: el sexo y dormir en la oficina sí, pero fuera de las horas del trabajo.
* No está bien que trates a tus alumnos con superioridad y arrogancia porque al fin y al cabo lo único que has demostrado es que sabes bailar, del resto puede que no estés ni a la altura de los zapatos de tu alumno más torpe. De hecho doy fe de que hay algunos profesionales del tango que a excepción de temas sobre tango, son incapaces de mantener una conversación inteligente de ningún tipo.
* No está bien que en la clase critiques a otros profesores o que hagas mala prensa de otras escuelas o tengas actitudes todavía peores como son robar alumnos o el espacio y tiempo de milongas que pertenecen ya a otros profesionales: del mismo modo que en una entrevista de trabajo quedas descartado automáticamente si hablas negativamente de tus anteriores compañeros, jefes o empresas. No dice mucho bueno de ti.
* No está bien que mientras asistes a eventos relacionados con tu trabajo (milongas, festivales, etc) tengas discusiones públicas con tu pareja a los ojos de todos los demás y lleguen a ser escandalosamente desagradables. No hay que mezclar los asuntos personales con el trabajo, por respeto hacia los demás y por profesionalidad.
* Y obviamente tampoco está bien que te paguen por un trabajo y no aparezcas, ni des explicaciones, ni devuelvas el dinero que te han pagado. A eso lo llamo suicidarse, profesionalmente hablando.
Todos sabemos que cuesta mucho hacer castillos de arena. Si los haces junto a la orilla, no llores si una ola los destruye con facilidad. Si para hacer tu castillo robas los recursos, es decir, la arena del castillo de otro niño, puede que este se enfade y pisotee tu castillo en cuanto tenga oportunidad saltando con rabia y con los dos pies juntos encima de él. Si sabes que para que tu castillo crezca necesitarás cubos y palas, cuídalos y no te dediques a agujerear los cubos o doblar las palas. Y para que tu castillo sea realmente bonito y la gente de la playa hable de él, será mejor que en lugar de tirar agua y arena a quien viene a ver tu castillo y admirarlo o a echarte una mano en su construcción o a permitirte que lo construyas en su trozo de playa, los cuides, los respetes y les des protagonismo en tu castillo... son los que estarán ahí ayudándote a construirlo de nuevo cuando se derrumben las paredes o se venga abajo el castillo entero.
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