sábado, 21 de junio de 2014

Djs traviesos

¿Habeis estado alguna vez en una milonga en la que de repente en medio de la tanda encontráis una versión de lo más peculiar de un tema, o de repente, un tema nuevo, no oído antes, en el que en un momento dado la música o la falta de ella, o las voces, te dejan fuera de juego?

Siempre había pensado que eran pequeños "accidentes" que se dan por un mal acierto del Dj con un tema, pero hace poco descubrí que hay Djs a los que simplemente les encanta jugar, divertirse a su manera. Haciendo esto rompen con lo esperado, pero sobre todo, ponen a prueba la escucha de la música y la capacidad de reacción e improvisación de los milongueros. Esperan con ansiedad y atención su momento de gloria, cuando los milongueros intentan salir del apuro como pueden, y se oyen risas, suspiros, y se ve alguna que otra cara mirando al Dj de turno con ganas de asesinarlo, mientras él sonríe intentando contener la risa.

He observado que los Djs traviesos, lo hacen solo durante una tanda y solo con un tango. Es su modo modo de dar el toque de humor a una milonga: su golpe maestro. Hasta ahora yo creía que ese toque maestro consistía en aburrir con la misma cortina toda la milonga, pero me equivocaba. Esto me gusta muchísimo más.

Que no era accidental sino a propósito, lo descubrí un día en el que estaba bailando y hubo un silencio musical, una nota que no terminaba, sostenida por una sola voz, sin instrumentos. Mi pareja de baile no sabía qué hacer y cuando mirando al Dj, lo vio sonreír hacia la pista, lo comprendió y se unió al momento en el que yo dejaba escapar mi risa poco contenida. Al día siguiente, y por si quedaban dudas, tuve la confirmación de que el Dj lo había hecho a propósito: momentos antes, había avisado a una amiga con una seña, para que estuviera atenta y pudiera divertirse con él con la confusión que se iba a crear en la pista.

He de confesar que me encantan esos momentos, tanto cuando me sucede en medio de la pista, como cuando los observo. No puedo evitarlo: me gusta el humor, y cómo no, también en la milonga.

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