Todos sabemos lo bien que sientan los abrazos, y hasta de eso se aprovechan algunos. Oí que por la calle los regalaban, y algunos grupos de gente con pocos escrúpulos, metían mano en bolsillos ajenos mientras abrazaban, y junto a la sonrisa de la persona abrazada, también las manos llenas se llevaban.
Oí que la gente ya no se quería abrazar en la calle a desconocidos, a pesar de que había iniciativas totalmente altruistas, con la mejor de las intenciones, regalando abrazos por doquier por la calle. Nos hacen dudar de todo, es una pena. Pero yo hay algo de lo que no dudo: de los abrazos de los milongueros. En la milonga, donde pones el abrazo, pones el corazón.
Y ahí se me ocurrió una manera divertida, al estilo cadena de favores, pero con abrazos, para conocer a otros milongueros a los que por timidez no llegamos a conocer nunca: la cadena de abrazos. La sugiero, la dejo caer, y espero que algún día algún organizador la tome en consideración. Podría ser una bonita forma de hacer algo menos impersonales aquellas milongas que lo son.
La idea: que cada milonguero/a elija a tres personas, hombres o mujeres, con los que no haya bailado nunca, mejor aún si ni siquiera ha hablado con ellos, y se acerque para regalarles un abrazo, siempre haciéndoles saber que forma parte del juego de la cadena de abrazos. La persona que regala el abrazo se presenta, y le invita a la otra a hacer lo mismo. La persona a la que le han abrazado debe "regalar" a la otra el nombre de un tango que le guste mucho o que le parezca interesante, incluyendo el nombre de la orquesta que lo interpreta. Una forma de romper el hielo, de iniciar conversaciones interesantes sobre música, de pasar un buen rato, y de seguir compartiendo abrazos.
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