lunes, 21 de abril de 2014

La milonga del sábado

En los festivales de tango de fin de semana la milonga más importante es la del sábado, independientemente de que sea en esa en la que se crea mejor ambiente, pero sí el Dj suele ser de mejor calidad, es la más concurrida y además, en la que a veces hay exhibiciones de maestros. 

La milonga de la que os voy a hablar era una de estas milongas de sábado. Tenía lugar en un hotel precioso con pista de parqué flotante, pero la organización acertó poco con la planificación del espacio para la milonga. La disposición de las mesas distaba de ser práctica, ya que estaban todas juntas a un lado de la pista, faltaban sillas, y las pocas con las que contaba la sala estaban contra la pared, alrededor de la espaciosa pista, dejando solo la posibilidad de circular por delante de ellas.

Sin embargo, en mi opinión, fue la iluminación lo que realmente condicionó la milonga. Hay un tango muy conocido llamado "A media luz", que es cómo yo considero que es el estado ideal de iluminación para crear ambiente a la hora de bailar un tango. Pero eso es precisamente lo que escaseaba allí: la milonga estaba excesivamente iluminada, dando una sensación de frialdad que a mí me hizo estar fuera de ambiente, como ausente y poco motivada para bailar. Además de que se veían todas las imperfecciones del maquillaje, tragedia para las coquetas milongueras.

También hubo algo que me llamó especialmente la atención: la original pero poco acertada idea de permitir que una especie de láser rojo y verde apuntara a las pocas mesas que había, olvidándose por completo de que aquello no era una discoteca sino una milonga. Fue ya al final de la velada, tras insistir varias veces a algún organizador que otro que por favor la apagaran, que dejó de molestar.

He de reconocer que la música y el ambiente estuvieron bien, a pesar de que el DJ tampoco tuviera una de sus mejores noches, ya que por lo general su música suele conseguir que la pista permanezca llena la mayor parte del tiempo. Pero, siendo sincera, creo que era más por la luz que por otra cosa o quizás a él también le cegaba un poco esa dichosa luz roja y verde.

Después de las críticas, las alabanzas. Los anfitriones se portaron de maravilla con la gente de fuera y pusieron mucha ilusión en el evento, acertaron plenamente con los maestros invitados, y también con el servicio de barra que fue impecable e incluso me atrevo a decir que uno de los mejores servicios que he encontrado nunca en una milonga.

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