martes, 27 de junio de 2017

Algo se muere en el alma cuando un amigo se va

En el último año la vida nos ha dejado de prestar los abrazos de varios amigos de la comunidad milonguera española, y digo prestar, porque considero que fueron un regalo. Es en recuerdo a ellos que escribo estas palabras.

Hay una famosa canción que dice que algo se muere en el alma cuando un amigo se va... y yo solía estar de acuerdo, pero ya no. Lo cierto es que personalmente ya no siento que algo se me muere en el alma cuando alguien a quien quiero se va: tan solo se me encoje, por la pena de los momentos que ya no compartiremos, por la tristeza de no disfrutar más de su sonrisa y sus abrazos. 

Pero llega un momento en el que el alma vuelve a expandirse, cuando la pena se evapora con el tiempo y se convierte en bonito recuerdo, de los momentos vividos, la buena energía compartida en vida. Luego, además, el alma crece, al dar las gracias a la vida por haber podido disfrutar de esa persona, aunque haya sido por poco tiempo. Así siento que tengo trocitos de bastantes personas en mi alma, y siento por ello que cada día esta se hace más grande.

Para sentirme así, he tenido que aprender a canalizar en lugar de contener; a sonreír en lugar de llorar en el recuerdo... he tenido que aprender a dejar ir.

Recientemente me ha llegado una invitación especial, ya que se trata de una milonga en homenaje al último de ellos que nos dejó con su recuerdo: Javier Viribay. Me parece una bonita forma de recordar a alguien, de dar el primer paso para convertir las lágrimas en una bonita sonrisa.

Para quien quiera y pueda ir, la milonga tendrá lugar el día 15 de julio a las 20:00hrs en el Museo Artium de Vitoria-Gasteiz.