Lo primero a tener en cuenta en la milonga es que existen unas tradiciones, basadas en códigos y es importante conocerlos.
Cómo invitar a bailar.
En la milonga más tradicional la forma de invitar a bailar es el “cabeceo”, es decir, un intercambio de miradas en el que el hombre hace un movimiento de la cabeza rápido y casi imperceptible hacia el
hombro que está hacia la pista como invitación. La mujer acepta asintiendo y dirigiéndose a la
pista, donde ambos se encuentran, o bien rechazando mirando disimuladamente
hacia otro lado. Es una forma muy sabia de pedir bailar porque no compromete a
nadie y evita el mal trago que supone un rechazo. Ambos eligen ya que ambos sexos solo detienen la mirada en aquellas personas con las que les gustaría bailar.
En Europa se estila más ir a la mesa
de la mujer e invitarla directamente con palabras o un gesto. A veces es ella la que invita. Se supone que si
la mujer no quiere bailar, el hombre debe de dar las gracias e irse, lo que
sucede la mayor parte de las veces. Pero hay hombres que no aceptan fácilmente un rechazo y lo toman como algo personal: no vuelven a invitar a esa chica, e incluso alguno se enfada.
Por eso, si la disposición de las mesas y sillas en la milonga lo permite, es
más seguro el cabeceo para evitar crear tensiones.
Cómo bailar.
Cuando eres principiante, sientes
que a pesar de tener suficiente, siempre te va a parecer que no tienes espacio
para bailar. Pero en algún momento hay que salir a la pista, así que lo mejor
es tener confianza en uno mismo y buscar el mejor momento para hacerlo.
Aconsejo que sea al inicio de un tema y una tanda, y no cuando ya está la tanda
en plena ebullición. Los más experimentados te detectarán rápido e intentarán
esquivarte o dejarte más espacio bien por cortesía, o bien para no interrumpir su baile y para
evitar que su bailarina termine lastimada por algún accidente. Lo mejor antes
de ir a una milonga es asistir antes a unas cuantas prácticas para ir dejando
la inseguridad atrás.
Además, antes de aventurarse a una
por primera vez, hay que elegir la milonga, ya que unas difieren de otras en el
ambiente y la popularidad. Es mejor empezar en una no tan popular, porque habrá
menos gente y por tanto más espacio para bailar, o bien a una a la que vayan
tus compañeros de clase o gente conocida, para incrementar tus posibilidades de
baile.
Se baila siempre en sentido
contrario a las agujas del reloj, y los milongueros con más experiencia suelen
bailar por el borde de la pista, así que si no lo eres o tu baile puede
terminar lastimando a alguien (por tus figuritas o coreografías que nunca
deberían hacerse en una milonga muy concurrida), lo correcto y más seguro para
todos es bailar en la zona central de la pista. Generalmente se intenta no
adelantar al resto de los bailarines pero sí se avanza si hay espacio, ya que
no se trata de una carrera de Fórmula I, y tampoco de los autos de choque, así
que se aconseja mirar bien antes de hacer un movimiento, y si no se puede, no
se puede. Se trata de que todos bailen relajados y no que la pista se parezca a
la casa de los horrores.
Lo primero que hay que saber es que en las milongas hay tandas y deben respetarse, es decir, hay que bailar la tanda entera con la misma pareja. Luego están las “cortinas” (temas de otro género musical) que sirven para descansar o charlar, o buscar nueva pareja. Las tandas están compuestas de 3 o 4 tangos, o milongas o valses criollos ordenado por antigüedad, intérpretes u orquestas. Se considera de muy mal gusto no terminar una tanda, y tampoco está muy bien visto invitar en el último tema de una tanda ya que la mujer puede pensar que el hombre quiere saldar un compromiso y no bailar más, que no sabe cómo baila y no quiere arriesgarse a una tanda entera, o quiere comprometer a la chica a bailar más de una tanda. Si la milonga no tiene tandas, se entiende que empieza una y acaba otra cuando cambia de género musical, de orquesta o de intérprete.
Lo primero que hay que saber es que en las milongas hay tandas y deben respetarse, es decir, hay que bailar la tanda entera con la misma pareja. Luego están las “cortinas” (temas de otro género musical) que sirven para descansar o charlar, o buscar nueva pareja. Las tandas están compuestas de 3 o 4 tangos, o milongas o valses criollos ordenado por antigüedad, intérpretes u orquestas. Se considera de muy mal gusto no terminar una tanda, y tampoco está muy bien visto invitar en el último tema de una tanda ya que la mujer puede pensar que el hombre quiere saldar un compromiso y no bailar más, que no sabe cómo baila y no quiere arriesgarse a una tanda entera, o quiere comprometer a la chica a bailar más de una tanda. Si la milonga no tiene tandas, se entiende que empieza una y acaba otra cuando cambia de género musical, de orquesta o de intérprete.
Mientras se baila no se habla, ni se dan clases, ni se eructa ni se dejan escapar gases. Y por increible que parezca, sucede. Para hablar, están las mesas, sillas o la barra; para dar clases, están las academias o las prácticas; para eructar o dejar escapar gases, el aseo.
Se baila limpio y duchado como
mínimo, por respeto a la pareja con la que bailas y al resto de los asistentes
a la milonga. Si es necesario, un buen consejo es tener remeras o camisas de
cambio para asearte a media milonga si es necesario.
A veces, hay bailarines que no tienen
buen aliento porque tienen problemas de salud o fuman: los caramelitos hacen
maravillas en estos casos, y los hay sin azúcar para diabéticos... así que no hay
excusas.
El tono utilizado para esta
explicación es todo un arrebato, pero lo dejaré así. De esta
forma, los que no respetan el código entenderán cómo se sienten a veces las
mujeres y los hombres que sí lo respetan. No dejemos de olvidar que la milonga
es un baile social y la educación y respeto son fundamentales para crear un
ambiente agradable.
Gracias, muy bien explicado
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