martes, 1 de abril de 2014

Hablando de un tema espinoso

Me costó muchas experiencias de todo tipo el darme cuenta de que el humor, el sentido común y la educación son culturales. Los pilares básicos en los que se apoyan son los valores y normas transmitidos dentro del núcleo familiar y dados por la sociedad que rodean a la persona que los recibe. Pero siempre hay que tener en cuenta que a todos no nos enseñan lo mismo y por tanto nuestros pilares a veces se pueden llegar a parecer, pero casi nunca son idénticos.

Por esta razón soy partidaria de que deberían existir clases quizás llamadas "códigos milongueros" en los que no solo se hable de los códigos milongueros en sí mismos, como la circulación en la pista, las diferentes formas de invitar, y otros, sino también de otros temas importantes que son clave para que dos personas que no se conocen, separadas apenas unos centímetros las unas de las otras, estén a gusto: hablo por ejemplo de la higiene.

Estoy completamente segura de que hay personas a las que les han enseñado desde pequeños que hay que ducharse dos o tres veces al día, otras a las que hay que asearse una vez al día y otras a las que por los motivos que sea, solo es recomendable o suficiente con dos o tres veces a la semana o incluso menos. Ocurre lo mismo con el lavado de la ropa y muchas otras cosas. Para los que se duchan dos o tres veces al día, puede que los que lo hacen dos o tres veces por semana les parezcan unos guarros, y para estos últimos, los otros unos exagerados y además unos inconscientes por someter a su piel a tantos químicos, pero cada uno tiene sus razones para pensar como piensa y hacer lo que hace, y por eso, debemos ser respetuosos los unos con los otros.

Ahora bien, en la milonga hay que tener en cuenta que hay gente muy sensible a los olores y que lo ideal sería que todos estemos cómodos y relajados, incluso los más sensibles. Hay que tener en cuenta que una invitación de baile puede ser aceptada o rechazada por la comodidad o incomodidad con el olor corporal de una persona, el olor de la ropa, el aliento, e incluso por el perfume.

Con respecto a los olores corporales, mi consejo es que estés en cualquiera de los grupos que he mencionado antes en cuanto tus hábitos de limpieza y ducha, hagas lo siguiente: que tu día y hora de aseo coincida con el momento más próximo antes de ir a la milonga, es decir, si te duchas tres días a la semana, mejor que coincida el día de la milonga y a ser posible, antes de la milonga; si eres de los de diario, que coincida antes de ir a la milonga; si eres de los de varias veces al día, pues antes y después de la milonga y todas las otras veces que desees.

Con respecto al olor de la ropa, sucede algo así como con el aseo personal puesto que hay gente que lava la ropa después de cada uso y otros que no. Mi consejo por tanto es similar al de los olores corporales: siempre lo limpio, antes de ir a la milonga. El tabaco debería tener un capítulo aparte, pero es bueno hacer saber que para algunas personas es un olor desagradable y por tanto equivale a ir sin duchar, con ropa sucia, sin perfume o con exceso de él.

Con respecto al aliento, hay que entender que hay gente que por problemas de salud no tiene buen aliento. Pero la buena noticia es que hay soluciones para casi todo. Lo primero es saber si tienes o no buen aliento, puesto que a veces uno no es consciente de sus propios olores porque se acostumbra a ellos. Para saber si tu aliento es agradable o no, hay un truco que no falla: vas a un lugar privado (por ejemplo un aseo) y te lames la parte interna de tu muñeca, luego acercas la nariz y te sorprenderás al oler tus propios olores como los olerían los demás. Los chicles y los caramelos son la mejor de las soluciones. Yo soy partidaria de que en todas las milongas se regalen caramelitos, para que los despistados que se los han dejado en casa.

Con respecto a los perfumes, mi consejo es que si usas un perfume intenso, mejor usarlo con moderación, ya que a la gente sensible a los olores, el exceso puede provocarles rechazo o malestar. Yo soy más partidaria de usar perfumes frescos y en poca cantidad, y por si a alguien le sirve mi costumbre, suelo ir con una muestra de perfume en la bolsa de los zapatos para usarla cuando es necesario. Creo que es mejor esto último que pasarse con la dosis en una primera vez. Lo que no cabe duda es de que el perfume o agua de colonia es necesario, y a veces incluso una buena elección de perfume puede hacer que una milonguera se derrita al abrazar a su compañero: hay chicos que huelen de maravilla y solo con eso, aunque luego te pisen, hace que la tanda merezca la pena.

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