viernes, 25 de enero de 2013

Tango, para cuerpo y alma

El abrazo es lo que a mí me enamoró del tango, pero fue verlo, mucho antes de sentirlo. Y no fue en el cine ni en la televisión, sino en un ambiente familiar, relajado, en el cual se veía de verdad la auténtica esencia del tango. Lo que vi fue un abrazo y un solo sentir, una conexión sin hilos, una comunicación absolutamente perfecta sin palabras, como hacer el amor sin tener sexo. Y lo quise para mí. 

 Pero el tango me ha ido dando mucho más: 

* Un lugar en el que me siento entre amigos, en el que estoy como en casa.
* Un momento en el que relajarme y disfrutar, dejando los problemas atrás.
* Una posibilidad para conocer gente de otras culturas, practicar idiomas y compartir experiencias. 
* Un alivio al dejar que otra persona tome la responsabilidad en mi vida por unos momentos al día, de que me cuiden. 
* Una oportunidad para sentirme femenina, sexy y guapa.
* Un consuelo en los momentos más difíciles, una terapia para curar el alma.
* Un ambiente en el que los silencios se agradecen en lugar de ser incómodos.
* Una forma de hacer ejercicio, de corregir posturas para aliviar tensiones en la espalda. 
* Una sensación de energía que fluye, de vida.  

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