domingo, 17 de agosto de 2014

Hablando de escuchar

En una milonga, puede que el ambiente no sea de tu gusto, o quizás el suelo de la pista de baile, o la luz, o cualquier otra cosa, pero creo que definitivamente tiene que estar a la altura, es la música. Si la música falla, falla todo. Por suerte para los musicalizadores, Djs, y amantes del tango atrevidos, mucha gente de la que va a las milongas no escucha la música.

Llegué a esta conclusión hace mucho tiempo tras observar la pista de baile y fijarme en cuanta gente pisaba a tiempo; tras recibir invitaciones sin ni siquiera haber empezado a sonar la música; tras ver cómo la gente bailaba un tango como milonga, una milonga como tango y un vals de cualquier manera; tras oír decir a más de uno que ellos lo bailaban todo. Quizás soy un bicho raro, pero a mí todo no me gusta bailar: hay temas que me emocionan, otros que no, y una ranchera con ritmo de tango va a ser que tampoco lo bailo porque no me nace bailarlo como tango, sin más.

De todo lo que te puede llegar a sorprender, hubo un día en el que escuché sonar dos tangos idénticos seguidos. Obviamente, al Dj le había dado algún tipo de locura temporal o quiso jugar un poco con los milongueros, pero el caso es que los sorprendidos, mirándonos entre nosotros, no éramos más de diez, y eso, en una milonga de unas cincuenta personas, es bien poco. El resto de la gente bailaba otra vez el tango, como si no se tratase de un error, sino de un nuevo tango que sonaba. Me sorprendió. En otra ocasión ocurrió lo mismo con una tanda entera. De nuevo, los que se dieron cuenta fueron una minoría.

Recuerdo otro día en el que estaba sentada, observando la pista. El primer tango terminó y el segundo no correspondía ni en época ni en orquesta ni en estilo. Tampoco se trataba de una tanda mixta en el que a veces algunos Djs componen una tanda de tangos de la misma época y que al menos son del mismo estilo aunque las orquestas no sean las mismas. Aquella vez era algo chocante, raro, pero de nuevo, solo lo fue para unos pocos. Aún así vi como dos parejas dejaban de bailar y se sentaban debido al cambio o la ruptura de la tanda, algo sorprendidos, molestos... y eso, no se porqué, me hizo sonreír.

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