sábado, 24 de enero de 2015

Van, pero no regresan

Una vez me dijeron que en la vida hay tres cosas que se van y luego nunca regresan: las palabras, el tiempo y las oportunidades. Es cierto que cuando dices algo, ya lo has dicho y no puedes deshacerlo sino tan solo disculparte, así que serán las consecuencias de esas palabras las que vengan a ti; también es cierto que el tiempo pasa y que no se puede regresar al ayer, a no ser que lo hagas en sueños o con el pensamiento; y las oportunidades es cierto que se presentan en un momento dado de la vida y hay que saber distinguirlas para aprovecharlas, pero no son únicas, la vida te ofrece tantas pero también buscándolas las encuentras o ellas te encuentran a ti.

En la vida todo va y todo vuelve, todo es relativo, y además, en realidad, todo cambia, aunque no seamos capaces de percibir los cambios, por lo tanto todo va y nunca regresa. Supongo que por eso nació la famosa frase Carpe Diem, para aprovechar cada momento, que es único. Pero no solo el tiempo lo es, también lo son los abrazos.

Cuantas veces me ha sucedido que he abrazado a alguien: yo, mis emociones en ese momento, mi energía, mis circunstancias; él, sus emociones, sus circunstancias, su energía. Tantos factores, que cada abrazo, aunque sea con la misma persona, es también único en cada momento, en cada noche.

Recuerdo a una amiga que un día me dijo: este verano por primera vez supe lo que es sentir un orgasmo milonguero total. Arqueé las cejas, me reí. Ella se explicó: me contó que había bailado con un chico local, con el que había bailado antes muchísimas veces bien, disfrutando, pero no más. Y de repente un día, lo vivió: esa sensación que mucha gente milonguera no conoce, en la que terminas de bailar y la terminas con la piel de gallina, casi hasta con ganas de llorar de la emoción, por la conexión compartida, por ese momento mágico. Me confesó también que con él, solo esa única vez lo sintió, que después bailó con él más veces y otros días también, pero que la magia no surgió de aquella manera tan especial.

La conclusión es que son tantos los factores que influyen para que esa magia se dé, que puede surgir cualquier día, con cualquier persona, en cualquier momento, y por esa esperanza de que surja, es la principal razón por la que todo milonguero/a que lo ha sentido antes alguna vez, va a la milonga.

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