viernes, 24 de abril de 2015

Una técnica desconocida

Fiel a mi memoria Dori, como en la película "Nemo", no me acordaba de él. Bailo con tanta gente que me hace tocar el cielo, que resulta imposible acordarme de todos ellos. Para mi consuelo, él tampoco se acordaba: el recuerdo vino después.

Como hago siempre que quiero bailar con alguien, le miro, sostengo la mirada, y espero a que me mire y me haga el cabeceo si el sentimiento de querer bailar juntos es compartido. Pocos minutos después estaba en la pista abrazándome a un chico al que había observado antes de bailar. No me había llamado la atención desde fuera por su técnica, pero sí por su musicalidad, y además parecía tener un abrazo agradable. No me había equivocado, tenía un lindo abrazo.

El primer y casi todo el segundo tango fue un intento poco exitoso de comunicarnos. Él tan sutil, yo tan poco relajada. Pero luego decidí centrarme en él solamente, en sentir su respiración, su latido. Funcionó y como ficha que ansía encajar en el puzzle, nuestros abrazos y energías se encontraron por fin. Supongo que por eso los tangos de bailan de tres en tres o de cuatro en cuatro, ya que a veces es tan solo cuestión de tiempo para adaptarse el uno al otro.

Nos supo a poco y repetimos tanda. Madre mía... en esa tanda, las estrellas, el sol y todo el firmamento: una experiencia religiosa total, como pocas antes había tenido. Al comenzar esa tanda, sentí algo que solo había sentido antes una vez bailando, cuando era muy principiante, y el chico con el que bailaba por entonces era muy avanzado para mi. Se trata de una marca difícil de describir: no sale del pecho, sino de la parte del cuerpo situada entre el pecho y el ombligo, a la altura del diafragma. Desde fuera supongo que es algo que no se ve, pero definitivamente se siente... y se siente maravillosamente bien. Es una marca muy sutil, que empleada adecuadamente complementa la comunicación, la mejora. Me dio la sensación que quizás proviene de otros bailes más sensuales, donde los cuerpos se ajustan en movimientos más vibrantes y ondulantes. Sea lo que sea, la experiencia me encantó.

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