sábado, 1 de junio de 2013

Y de repente, una tanda rosa

 Una milonga local con buen ambiente, entre amigos. Sentada junto a un cristal que daba a la calle, descansando. Veía pasear a la gente bien abrigada y con sus paraguas, era invierno. De pronto la música cesa y se anuncia algo, una tanda rosa.

 Yo no daba crédito a lo que acaba de oír. ¿Una tanda rosa? Me acuerdo de aquella mañana tomando mate en la que un amigo me habló de lo que era una milonga rosa, milonga en la que son ellas y no ellos quienes invitan a bailar. No me quedó tiempo apenas para digerir la información porque de repente alguien me había invitado a bailar y caminaba hacia la pista. La tanda rosa sería la siguiente.

 Fue tal mi desconexión del mundo mientras bailaba, que ni de la tanda rosa me acordé, ni tampoco de pensar a quién me gustaría invitar a bailar. Y de pronto la tanda había acabado y yo regresaba a mi mesa, pero a medio camino me choqué de frente con una pareja que hacía tiempo que no veía: el destino me había puesto delante al que iba a brindarme mi tanda rosa… ¡y qué bueno fue conmigo el destino!

 Los saludé y no se cómo transcurrió la conversación pero me acuerdo que ella dijo algo de que era la tanda rosa, y yo, que estaba en las nubes, bajé a tierra. No podía tener tanta suerte: le miré a él y sonreí, él hizo lo mismo con una de esas sonrisas de oreja a oreja, y luego no fue necesario decir más. Un instante después estábamos bailando. He de decir que nos conocemos desde hace dos años y desde entonces conectamos al bailar, y casi siempre que coincidimos en una milonga me invita a una tanda, que yo acepto encantadísima. Él baila como un ángel, es algo tímido, encantador y dulce, y tal como es él, él baila. Lo malo es que cada vez es más difícil bailar con él, porque continuamente se ve a mujeres buscándolo, invitándolo a bailar, y me imagino que él acepta muchas de esas invitaciones por compromiso, con lo cual sospecho que en ese momento me odiaron unas cuantas mujeres. Pero no importa: disfruté de una de las mejores tandas de la noche, quizás la mejor.

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