miércoles, 4 de septiembre de 2013

La mujer très mal

Cuando hay un milonguero en una de sus primeras milongas, hay mucha gente en la pista, él se para porque no puede avanzar y no sabe cómo hacerlo, y su compañera de baile le dice "¡vengaaaa, vamos!". El pobre chico al terminar la tanda se sienta suspirando, con una de esas caritas que ponen los niños cuando les regañan por hacer una trastada que en realidad no han hecho. Eso le pasó a un amigo mío.

Según lo contaba, otro milonguero que ya ha vivido mucho entre milongas, le animó hablándole de la mujer très mal. Hay un mujer con la que él coincide a menudo en milongas. Ella llega a la milonga, pone el radar para localizar a los mejores bailarines de la milonga, y poco a poco los va a invitando o hace que la inviten a ella. Una vez cumplida su misión, la 007 abandona la milonga, hayan pasado cinco horas o cinco minutos, así que cuando hay muchos bailarines con los que le gusta bailar, tarda un rato en conseguir sus tandas, pero cuando no hay mas que uno o dos, desaparece sin haberse despeinado apenas.

 Un día este milonguero experimentado bailó con ella. Era la primera vez que bailaban juntos y al poco tiempo de empezar un tango la oyó decir "très mal". Luego ella siguió bailando como si no hubiera dicho nada y el comentario se repitió en numerosas ocasiones cada vez que él hacía algo que a ella obviamente no le parecía bien: y cada vez, ella hacía su comentario y seguía bailando como si nada. Él se sintió mal al principio, extrañado después y comentó la anécdota entre sus conocidos milongueros y descubrió algo revelador: ¡parece ser que la mujer lo hace siempre con cada bailarín con el que baila, cada vez que éste no hace perfecto un movimiento o a ella no le gusta! Es conocida como la mujer très mal...


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